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LA «M A DU R A C ION » DE ZU B IR I Y LA FENOMENOLOGIA 315 «discípulos», sino «epígonos»; por el contrario, se estaría dando la razón a Scheler y Heidegger en sus concepciones del discipulado feno menología): «No sería [este discipulado] la comunicación de propo siciones evidentes, sino una participación en el esfuerzo de conquistar por sí propio las más estrictas evidencias» (FM, 2 1 ). En este sentido, Husserl, Scheler y Heidegger son «congéneres» porque los tres son producto de la idea de filosofía que es consustancial a la Fenomenología. No se trata, por tanto, de especificar esta idea por la simple enu meración acumulativa de rasgos, ni tan siquiera como resultados de un proceso de evolución, sino «por madurez esencial de una acción única», que cristalizará en tres filosofías distintas. Habrá que partir, por tanto, de su rasgo más general para analizar progresivamente sus implicacio nes; tal rasgo es exactamente este: «La Fenomenología parte del su puesto de que la filosofía es, por lo pronto, un modo especial de saber de las cosas» (FM, 22 ). Esto lleva a Zubiri a una larga digresión sobre lo que significa saber de las cosas en los tres planos del «discernir», «definir» y «entender». En definitiva, la Fenomenología es una ardua tarea que intenta destejer una enmarañada red de prejuicios, que de jaban sin espacio mental al saber filosófico. En el mismo sentido incoado ya por Brentano, la Fenomenología quiere operar de entrada una re ducción de todas las teorías vigentes dadas por verdaderas y dejar abierto el camino hacia la realidad. Ahora se entiende el sentido de su polémico grito de combate: ¡a las cosas mismas! (zu den Sachen selbst!)21, que, contra lo que algunos se empeñan en entender, no dice nada a favor ni en contra del Realismo gnoseológico. Eso es común a toda verdadera filosofía porque es su misma justificación como tal saber filosófico y tipificaciones como Realismo o Idealismo serán muy posteriores. Esto, por lo tanto, no es el final del problema, sino sólo el estar colocados en situación de determinar ahora ese «modo espe cial» de entender las cosas que propugnaba la Fenomenología; el pro blema específico, pues, no es que la Fenomenología propugne una vuelta a las cosas, sino otro muy distinto: «¿Qué cosas son éstas?»22. 21. Esta expresión, utilizada luego como bandera de combate por todoslos fenomenólogos, se encuentra incidentalmente en Husserl, cf.: v. gr., Investigaciones lógicas, trad. M. G .a Mótente y J. Gaos, 2.a ed., Madrid 1967. I. 294. 22. FM, 60. No es tampoco accidental que se utilice el vocablo Sache, que cuele entenderse como término de la operación intelectual cognoscitiva, frente a Ding que es la «cosa» en tanto que contenido de la percepción inmediata: cf. M . Alvarez-Gómez, Experiencia y Sistema. Introducción al pensamiento de Hegel, Salamanca 1978, 315-317.
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