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3 1 0 ANTONIO PINTOR-RAMOS es que la Fenomenología representa, más que un conjunto de doctrinas filosóficas, una cierta idea de lo que la filosofía sea en sí misma. Como idea de la filosofía es como debe entenderse, ante todo, la Fenomeno­ logía» (FM, 10). Visto así el problema, es muy probable que, en medio de sus distintas versiones, Husserl, Scheler y Heidegger presen­ ten doctrinas no sólo «coetáneas», sino también «congéneres» (cf. FM, 9-10) porque parten del hecho de que la Fenomenología se había pro­ puesto una tarea unívoca 15. El problema, por tanto, reside en saber si esa tarea unívoca es susceptible de concretizaciones distintas que no rompan esa univocidad originaria; dicho de otro modo, saber cuáles son los rasgos específicos que definen esa idea de la filosofía. Comienza Zubiri destacando que hay dos interpretaciones habituales de la Fenomenología. Para la primera — que parecería corresponderse quizá con las concepciones de Scheler y Heidegger— , eso significa una ciencia descriptiva de las esencias tal como éstas son dadas intencio­ nalmente a la conciencia a través de la intuición esencial. Para la se­ gunda — que sería la de Husserl— se trataría de una especie de «ló­ gica universal» o Wissenschaftslehre que debe establecer a priori las condiciones de la verdad en sí. Al encontrarse con esas concepciones distintas, el historiador intenta hacerlas compatibles componiendo un cuadro coherente en el cual el concepto de evolución establece el paso entre ellas. Pero, ¿es esto exacto? Incluso suponiendo que esto responda a factores reales, ¿es esto lo radical? Para que lo fuese, dice Zubiri, habría que suponer al comienzo y al final del proceso evolutivo unas ideas acabadas de filosofía, que sirvan como referencias extremas para aplicar el concepto de evolución. Esto es tan problemático que Zubiri no duda en calificar de «falsas» (FM, 10, 12) aquellas dos interpretá­ is. FM, 11. En realidad, el anuncio editorial que es una especie de decla­ ración de principios con la que se presentó al mundo intelectual alemán el Jahrbuch fenomenològico se centraba en lo mismo: «[D ie Phänomenologie] ist nicht ein Schulsystem, das die Herausgeber verbindet, und das gar bei allen künftigen Mitarbeitern vorausgesetzt werden soll: was sie vereint, is vielmehr die gemei- same Ueberzeugung, dass nur durch Rückgang auf die originären Quellen der Anschauung und die aus ihr zu schöpfenden Wesenseinschichten die grossen Tra­ ditionen der Philosophie nach Begriffen und Problemen auszuwerten sind, dass nur auf diesem Wege die Begriffe intuitiv geklärt, die Probleme auf intuitivem Grunde neu gestellt und dann auch prinzipiell gelöst weiden können». Un amplio examen de este importante documento, confirmable por la reiteración de textos similares en otros fenomenólcgos (también en Scheler y Heidegger), puede verse en mi trabajo Vicisitudes del movimiento fenomenològico alemán, en Naturaleza y Gracia 18 (1971) 367-411.

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