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EL JU ICIO DEL HOMBRE 255 ese dominio se interpreta inmediatamente en un contexto salvador de ayuda a los pobres y los débiles. Los salmos reales (96, 13; 98, 9) atribuyen al rey función de juicio escatológico. De un modo más pre­ ciso se la atribuyen las grandes profecías como Is 11, 1-8: «juzgará a los pobres con justicia, a los desamparados con rectitud. Ejecutará al violento con la vara de su boca y al malvado con el aliento de sus labios» (11, 4). El oficio principal del mesías será al juzgar, como en­ cargado de Dios para hacer que prevalezca su justicia sobre la nueva tierra, en el doble sentido de ayudar al débil y oprimir o castigar al poderoso que atenta en contra de los otros9. Ese juicio del «mesías» puede interpretarse de diversas formas. Las profecías pacíficas del Siervo lo introducen en un contexto de es­ peranza y salvación universal: «Mirad a mi Siervo...; sobre él he puesto mi espíritu para que traiga el derecho a las naciones... Promo­ verá fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará, hasta implantar el derecho en la tierra y sus leyes que esperan las islas» (Is 41, 1-4 10. En contexto de lucha está en cambio el juicio del rey de los salmos de Salomón; primero destruirá a los enemigos (pecadores injustos, gen­ tiles que pisotean a Jerusalén, naciones impías...); sólo después, re­ suelta ya la guerra santa con la victoria de los justos se establecerá el reinado y «el Hijo de David» juzgará a las tribus, juzgará a los pue­ blos y naciones en la sabiduría de su justicia (Sal 17, 23-36). De una forma o de otra, la realización del juicio de Dios es uno de los ele­ mentos más importantes, quizá el más importante de la obra del Mesías. Sin embargo, en Mt 25, 31c-33 no estamos ante un rey del fin del mundo sino ante el HH como representante definitivo de Dios que resuelve la historia de los hombres. ¿Cómo se le atribuye poder judicial? Recordemos que en Dn 7, 9-10. 13-14 el HH no es juez sino signo o realidad del pueblo nuevo: recibe el poder y dominio sobre el mundo. El juicio pertenece sólo a Dios, el Anciano de días, que se sienta sobre el trono de fuego y dicta la sentencia de acuerdo a la palabra de los libros de la historia. Tampoco en 4 Es existe acti­ vidad judicial del HH ; su función es de guerrero, destruye los poderes enemigos y congrega en la victoria al nuevo pueblo (4 Es 13); el juicio 9. Cf. J. F riedricii , Gott im Bruder, 184-187; G. von R ad , Theología del AT, II, 2, 212. 10. Cf. H erntrich , Krino, en ThDNT, 3, 932-933.

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