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288 XAB IER P IK A ZA Dentro de la división es digno de anotarse lo siguiente: a) en un primer momento los hombres se hallaban asociados «por pueblos»: Son las «ethne» las que vienen a reunirse ante Dios, b) En un segundo momento desaparecen esas viejas colectividades y cada hombre se en­ cuentra «por sí mismo» ante el juicio; del «ethne» colectivo se pasa al «autous» de cada uno de los individuos a los que el Juez separa en dos mitades, c) Hay finalmente esas mitades, que forman como las dos «ethne» decisivas de la historia, los «benditos de Dios» y los que «van al fuego del diablo» (25, 34. 41). ¿Quién separa? En otros textos del juicio de Mt la obra de la separación la realizan los ángeles del HH (13, 41-2; 13, 49-50; 24, 31); esa parece ser la visión más normal del evangelista. En nuestro caso, sin embargo, el que separa es el mismo HH 93. Quizá se quiere resaltar de esa manera el valor y la importancia de la separación, contra­ poniéndola a la reunión previa que realiza el mismo Dios. Acción de Dios y acción del HH aparecen así como unidas y correlativas. El problema es captar el sentido de la separación. El texto siguiente lo precisa de tres formas: a) En primer lugar, la imagen de las ovejas y las cabras sirve para dar una aproximación simbólica al sentido de cada uno de los grupos (25, 32b); b) se precisa el sentido a partir de la colocación de cada grupo, a la derecha y a la izquierda; c) final­ mente son las palabras del Juez las que interpretan definitivamente el valor de la separación (25, 34-45). 2 ) Como el pastor. La figura del pastor y su rebaño pertenece al mundo de cada día en el oriente mediterráneo antiguo. Nada impide que el autor de Mt 25, 31-46 haya tomado directamente la imagen de la vida ambiental . Sin embargo, en un texto tan cargado de carácter simbólico como el nuestro y en un tema tan rico de reservancia tradi­ cionales es muy difícil suponer que la figura del pastor del rebaño esté libre de simbolismo. Es más, todo el texto parece suponer el sentido simbólico de cada figura. Veamos. Pastor es en Oriente antiguo (Sumeria, Babilonia, Asiria...) el rey; como pastor reúne a los dispersos, protege a los enfermos, ayuda a los débiles. Y pastor es en el cielo el Dios, aquél que cuida del rebaño grande de los hombres M. Para el AT Dios es pastor de Israel (Gn 48, 15; Sal 23, 1; 80, 2 ), pastor que dirige a su pueblo, lo lleva a las 93. I. B roer, Das Gericbt des Menscbensohnes i'tber die Vólker, 278. Cf. K. L. Schmidt, Apboridso, en TWNT, 5, 454-456. 94. Cf. J. Jerem ías, Poirnen, en TWNT, 6 , 485.

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