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286 XA B IER P IK A ZA después con una palabra (25, 34-45). Aquí nos interesa sólo la primera parte de la división, con sus tres momentos fundamentales: a) Hay un principio (aphorisei autous ap’alíélon); no se trata de un separar cualquiera sino de un separar lleno de sentido, comparable con el gesto del pastor que aparta las ovejas de las cabras, y dirigido hacia un fin (colocar a unos a un lado y a los otros en el otro), b) Hay un medio de comparación (hósper ho poirñen) que es la conducta del pastor y el mismo ejemplo de las ovejas y las cabras, c) Hay un fin (kai s/esei...) que consiste en la colocación definitiva de los hombres a la derecha o a la izquierda del gran juez. Todo Mt 25, 31-46 está en lenguaje simbólico-religioso. Pues bien, nuestro pasaje constituye una comparación dentro de ese campo sim­ bólico. Todos los gestos: la sesión del HH, la reunión de los pueblos, la separación y colocación nueva de los hombres ...todo está en clave de signo. Lo que ahora viene (como el pastor separa ovejas de cabras) es ya signo de un signo. Su función consiste en iluminar el sentido de los signos radicales de la separación escatológica. En este primer momento (25, 32b-33) el juicio se presenta como un acto de poder del HH: separa y divide con su gesto a todos los pueblos. Mirado desde este punto de vista, nuestra escena puede pare­ cer violenta. La palabra que sigue (25, 34-45) se encarga de mostrar­ la «razón» de esa violencia: todo lo que sucede (o mejor, todo lo que realiza el gran juez) tiene un fondo de verdad, como expresión de la ley del amor universal. Pero con esto debemos pasar ya a cada uno de los temas de nuestro pasaje. Según hemos indicado son cuatro: 1) la división de los pue­ blos; 2 ) como el pastor separa; 3) lasovejas y las cabras; 4) la colocación definitiva: derecha e izquierda. 1 ) La división de los pueblos. «Kai aphorisei autous...» Es intere­ sante el señalar que la palabra « aphoridsein », separar, no tiene una prehistoria teológica en los LXX. Lo más cercano al gesto de Mt 25, 32 en el AT nos parece el texto de Ez 34, 17-22. Dios que ha litigado contra los pastores de Israel (Ez 34, 1 - 8 ) se presenta como auténtico pastor (34, 8-16) y anuncia un juicio de «separación entre las ovejas» (Ez 34, 17-22). Se trata de un juicio entre las reses flacas y las gordas (34, 20), entre los miembros fuertes y los débiles del rebaño. El mo­ tivo de la intervención de Dios es bien claro: los miembros más pode­ rosos y más grandes del pueblo han abusado utilizando y destruyendo a los pequeños. La nota más significativa la ofrece 34, 17: «Voy a

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