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28 4 XAB IER PIK A ZA Los textos clásicos de la apocalíptica en que se alude al HH no escapan a esta ambivalencia. En Dn 7 tenemos, por un lado, la des trucción más absoluta y más carente de piedad de todos los poderes o los pueblos opresores que están simbolizados por las bestias, espe cialmente la cuarta (7, 11-12); pero el mismo texto añade que el HH recibirá el poder sobre los pueblos (sobre panta ta ethne (LXX) o so bre pantes hoi laoi (Th), Dan 7, 14). El sentido de ese dominio del HH sobde los pueblos dependerá de la manera como se entienda el HH: si se identifica con Israel se tratará del dominio de Israel sobre los gentiles; si, por el contrario, el HH es un personaje individual, especialmente ligado a Dios (como en Mt 25, 32), dentro de los panta ta ethñe que le sirven se incluirán también los israelitas. Sea como fuere, lo que importa es señalar que en Dn 7 existe, por un lado, des trucción de los pueblos (bestias) y por otro plenificación de esos pue blos en torno al HH. En 1 En 37-71 no aparece una «reunión de los pueblos» ante el juicio, comparable a la de Mt 25, 32 pero se habla de una forma muy especial del HH como de luz para los pueblos (48, 2); por otra parte, la distinción entre los salvados y los condenados no parece que se identifique estrictamente con los israelitas y no israelitas. La expresión «habitantes de la tierra» parece ser neutral; entre esos habitantes se encuentran, por un lado, los poderosos, los grandes y los reyes, contra ellos se dirige primeramente la condena; por otro lado están los ele gidos y los justos; parece evidente que esos elegidos son, antes que nada, los miembros de la secta en que ha surgido el libro de Enoc, que se consideran como buenos israelitas; pero en ningún momento se niega que también puedan formar parte de ese grupo algunos o mu chos paganos86. Tampoco nos ofrece mucha más luz 4 Es 13. Después de la lucha en que el HH destruye a los pueblos enemigos «vi a ese hombre des cender de la montaña y llamar a él otra multitud enteramente pacífica; pero de los que se le acercaban unos estaban tristes, otros gozosos...» (13, 12-13). Esta nueva multitud, ¿está formada sólo por israelitas? 86 . Sobre el juicio y los juzgados en 1 En, cf. S. M ow in ck e l, El que ha de venir, 428-423. Según D. Z e l l e r , o. c., 233, la división de los hombres en el juicio de 1 En 36-7 más que con criterios nacionalistas se realiza a partir de la distinción entre poderosos y no poderosos (nach Machtverhältnissen).
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