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250 XAB IER P IK A ZA tiempo definitivo de la manifestación del HH ; los verbos que siguen (kathisei, synakhthesontai y aphorisei) señalan los momentos de su gesto judicial; el siguiente pote (25, 34) marca un nuevo comienzo, como una explicitación de los motivos del juicio. Ciertamente, la palabra juicio (krinein, krisis) no aparece en estos versos. Pero todo el conjunto de la escena es judicial: el hecho de sentarse, recibir los pueblos, separarlos... Al penetraren esa temática nos situamos en uno de los lugares centrales de toda experiencia reli giosa. El encuentro con Dios reviste siempre caracteres de juicio. El hombre que descubre al absoluto sabe que su vida se encuentra a su poder: sólo ante Dios existe salvación definitiva (el hombre puede realizarse plenamente) y sólo ante Dios se puede dar una condena también definitiva (el hombre pierde su realidad, se pierde). Los tipos de juicio dependerán de las diversas formas de experiencia religiosa. Dependerán del tipo de Dios que se desvela: ligado a la naturaleza o transcendente, capaz de una acción personal o simple mente ligado al ritmo de la vida; y dependerán también de la manera como el hombre interprete su existencia. Lo único seguro es que, de una u otra forma, los creyentes que hacen la experiencia de Dios saben que su vida se juega ante el juicio divino. No podemos aludir a los diversos tipos de juicio religioso. Sola mente esbozaremos cuatro formas que se encuentran más o menos cercanas al esquema de la Biblia: a) Hubo en todo el Oriente antiguo un modo popular de plantear el juicio de Dios, ligándolo a la historia del hombre sobre el mundo; lo divino se concibe como fuerza que se expresa en el proceso natural del cosmos y la vida; por eso el juicio se realiza sobre el mundo, en el transcurso de la propia vida; bien o mal, dicha o desdicha, ancianidad o muerte son efecto de la acción judicial de lo divino sobre el mundo, b) Notablemente distinta es la visión de Egipto ; la peculiaridad de un culto solar o la misma pro fundidad de la experiencia religiosa han llevado al descubrimiento de una vida tras la muerte; por eso el juicio se desliga de este mundo y se convierte en el examen que sufre la persona del difunto cuando pasa de este mundo y llega al reino de la muerte, c) Una profundiza- ción de esa perspectiva, fundada en tradiciones orientales y en antiguos esquemas religiosos de Grecia, aparece en el comienzo del helenismo clásico, tal como está representado por las obras de Platón: por medio de la muerte el hombre llega ante el juicio de los dioses, lo divino; allí se decide su suerte, de entrada en el mundo superior o de caída
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