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262 XAB IER PIK A ZA 11, 4; 22, 4; 103, 19; 110, 1 etc.)- Especial mención merecen en este contexto aquellos salmos que se encuentran ligados a una posible fiesta de entronización de Yahvé (Sal 47, 93; 96 -99 )22. Esa entroniza ción se halla narrada con palabras que recuerdan el antiguo mito del Baal cananeo que Vence a las fuerzas del caos y viene a coronarse como rey: Yahvé y no Baal es el rey de toda la tierra 23. En todos estos salmos, menos en el 98, se habla expresamente de la entroniza ción de Yahvé o se le aclama como rey: «Yahvé es terrible, rey grande (melek gadol) de todo la tierra» (Sal 47, 3); «Yahvé es rey» (47, 9) o «ha sido constituido rey» (93, 1; 97, l ) 24: venciendo a los poderes enemigos Yahvé empieza a reinar, es soberano de todas las cosas (cf. 96, 10; 99, 1). Debemos señalar que en estos salmos de la «entronización de Yahvé» aparece un rasgo muy valioso para nosotros: su reinado se traduce en juicio para los pueblos: «Aclamen delante de Yahvé... que ya llega, ya llega a regir la tierra; regirá al mundo con su justicia, a los pueblos con su verdad» (96, 12-14) (cf. 98, 8-9). El reinado de Dios consiste en aplicar o realizar su juicio como muestran el texto hebreo y los LXX (b' spt h’rs; erkhetai krinai ten gen). La venida de Yahvé en los salmos primitivos, lo mismo que la venida del HH en Mt 25, 31-33 tiene una finalidad y un sentido: se expresa y culmina en el juicio de la tierra. El reinado de Dios en un caso y la entroniza ción del HH en el otro se identifican con su acción judicial25. Pasemos a Mt 25, 31-46. Si fuera Yahvé el que viene, se sienta sobre el trono y juzga no tendríamos dificultad ninguna en asociar su gesto con Sal 96 y 98. Pero hay algo nuevo en nuestro caso: el que viene y se sienta es una especie de figura mesiánica, el HH . ¿Cómo puede llegarse a esa representación? Una semejanza lejana la tenemos en aquellos textos en los que aparece Yahvé derribando del trono a los injustos y elevando al trono a los pequeños o piadosos (cf. 1 Sam 2, 7-8; Job 12, 18; 36, 5 ss.). Más cercana es la referencia en 22. Cf. C. Westermann, Der Psalter, Stuttgart 1967, 91. El estudio de los salmos de «entronización» se debe a S. M ow inckel , Psalmenstudien I-VI, Kristia- nia 1921-1924 y The Psalms in Israel’s Worsbip, Oxford 1963. 23. Sobre el transfondo cananeo de esos salmos y el sentido que recibe la victoria y realeza de Yahvé en comparación con la de Baal, cf. M. D ahood , Psalms I, New York 1966, 283-297 y Psalms II, New York 1968, 339-344 y 356 ss. 24. M . D ahood , Psalms í, 286. 25. Cf. C. W e ste rm a n n , o . c., 91-2. Sobre el tema del rey en los salmos, cf. también el juicio bibliográfico y postura de A. B e n tze n , Messias, Aloses redi- vivus, Menscbensohn, Zürich 1948, 8-9, 11-32.
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