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E 1 juicio del Hijo del Hombre T r a s f o n d o v e t e r o t e s t a m e n t a r i o d e M t . 25 , ^ 10-33 La narración evangélica ordinariamente llamada «parábola de las ovejas y de las cabras» (Mt 25, 31-46) constituye uno de los ejemplos más impresionantes de condensación catequética de todo el nuevo testa­ mento. Como todos los pasajes importantes, el nuestro tiene muchos aspectos discutidos, sobre todo en el plano del significado de los tér­ minos: ¿Cuál es el sentido de todas las gentes (Mt 25, 32)? ¿Son todos los hombres? ¿Sólo los paganos? ¿Los cristianos? También se duda sobre la amplitud de los hermanos más pequeños del Juez-H.H. (Hijo del Hombre) (Mt 25, 40. 45); ¿son todos los que sufren? ¿única­ mente los cristianos o quizá mejor un grupo especializado de creyentes al que puede identificarse con los misioneros? Igualmente discutida es la aplicación hermenéutica. Las diversas perspectivas del lector o del oyente determinan modos de intelección muy diferentes: el texto puede comprenderse como un programa mora­ lista, como expresión de exigencia revolucionaria o como orientación de conducta eclesial. Todos esos y otros muchos problemas se esconden en el fondo de Mt 25, 31. 46. Nosotros no podemos resolverlos, ni siquiera plan­ tearlos. En las páginas que siguen sólo pretendemos ofrecer una apro­ ximación introductoria a la temática del juicio tal como se precisa en los versos 31c-33. Después de unas consideraciones liminares ofrecemos un análisis terminológico-temático de las palabras fundamentales del pasaje a la luz de su transfondo veterotestamentario. La introducción de nuestro texto (25, 3 lab) presenta la venida del HH nimbado por su gloria y escoltado por los ángeles. ¿Para qué vie­ ne? ¿Cuál es el sentido de su manifestación? Los versículos siguientes responden a esa pregunta: viene o se desvela para sentarse en el trono, recibir a todas las gentes y juzgarlas separando a unos hombres de los otros (25, 3 lc-33). El pote con que comienza la escena alude al