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2 4 2 ALEJANDRO DE V ILLALM ON TE habernos con un problema — el del p. or .— que se presenta hoy con todos los rasgos de un problema inmaduro, arriscado y hasta «endia­ blado»; tanto en sí, como dentro del texto tridentino que de él se ocupa. Así, pues, el tema del p. or. en el concilio de Tr. al finalizar nuestro discurso no llega a una «conclusión»; refleja más bien el «co­ mienzo» de un largo camino a recorrer. Por otra parte, si no «conclusiones» en sentido estricto, sí nos parece bueno el ofrecer una síntesis final de nuestro discurso. Pensa­ mos en la facilidad práctica y didáctica que ello reporta al lector menos especializado o que dispone de menos tiempo. Se quiere, fre­ cuentemente, que el autor diga «en cuatro palabras» lo que hay sobre el tema, así como su opinión personal al respecto, después de estudiar y hablar tanto sobre él. El riesgo de sintetizar también es claro, pero conviene cargar con el riesgo y con las ventajas. Las proposiciones sintetizadoras las proponemos según la secuencia de ideas tal como éstas han ido pareciendo a lo largo de nuestro dis­ curso. 1) Es patente la crítica radical a que está sometida la vieja creen­ cia cristiana en el «pecado original». Superadas otras etapas previas, la crítica y su radicalidad se centran con más ahínco en torno al decreto tridentino «de peccato originali». Esta dura polémica es la que dio impulso, justificación e interés a nuestro ensayo de reinterpretación de la «enseñanza» del Tridentino sobre el p. or. 2) Dado que las dificultades que se le proponen al texto tridentino son nuevas e inoídas en tiempos pasados, el camino o método que se ha de seguir para superarlas ha de ser también nuevo. La novedad la resumíamos en esta fórmula: pasar del «comentario» a la «hermeneia» (a la reinterpretación crítica) del texto conciliar. Para esto contábamos ya con un nuevo instrumento de análisis que la teología de los últimos decenios ha puesto en nuestras manos: la hermenéutica de textos con­ ciliares, que se va desarrollando siguiendo los pasos y al compás de la hermenéutica bíblica realmente fecunda y floreciente entre los escritu- ristas católicos desde hace varios decenios. Recogimos los criterios her- menéuticos que proponen varios teólogos, nuestra tarea aquí consistía en su aplicación al caso concreto del texto de Tr. «sobre el pecado original». Caso, por lo demás, que ya había ocupado a otros investi­ gadores antes que a nosotros. 3) Con este instrumento científico-crítico en la mano, nuestro pri­ mer paso consistió en analizar los presupuestos mentales dentro de los

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