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2 3 4 ALEJANDRO DE V ILLALM ON TE A. Si nos preguntamos por el proceso noètico mediante el cual Tr. entró en posesión de la doctrina del p. or., la respuesta inmediata es del todo obvia: Tr. no realizó un trabajo intelectual propio, original. Simplemente tomó conciencia refleja de lo que al respecto se sabía ya en la Iglesia, lo depuró y lo incorporó a su texto. Es decir, que el proceso noetico estaba ya completado, en lo sustancial. Si queremos que el mencionarlo ahora nos sirva para algo, hay que refontalizar la cuestión; seguirle la marcha hasta el momento de su inicio, cuando brota de la poderosa mente de Agustín. Esquematizando este proceso, en el itinerario mental que la idea del p. or. sigue en Agustín se podría señalar esta serie de impulsos o fuerzas que contribuyen a su formu­ lación explícita: — La vivaz experiencia, tanto personal como pastoral, de la invenci­ ble tendencia del hombre al mal: insuperable pulsión,gana, gozo en el pecado (fortissima cupido et libidopeccandi). — Inquietud, mantenida de por vida, por llegar a una solución del problema del mal: miserias físicas, miseria moral (-pecado), condenación o mal eterno de los hombres. — Problema de la teodicea que, para un cristiano llega al paroxismo ante el hecho de la condenación de muchos. ¿Cómo salvar la gratuidad y justicia de Dios en la elección de algunos y no-elección de la mayoría? (según pensaba san Agustín). — En la controversia anti-pelagiana surge un motivo hondamente teo­ lógico: el de reafirmar el hecho de la radical impotencia soteriológica del hombre (-necesidad de gracia y redención). En todos estos casos Agustín recurre a la teoria teológica, al «teologú- meno» de la caída originaria y del «pecado original». — Lectura de la Escritura, especialmente pasajes comoGn 2-3; Rom 5, 12-21; Jn 3. 5 59. Estos diversos motivos aparecen en él entreverados: la autoridad de los textos bíblicos se une a la reflexión especulativa y a los moti­ vos vivenciales, en mutua interdependencia e influencia de unos en otros. El resultado final fue éste: aquello que comenzó siendo en la men­ te de Agustín un teologúmeno (y hasta un filosofúmeno), una teoría 59. Sobre la situación actual de los estudios agustinianos al respecto véase un informe y valoración en A. de Villai.monte, El pecado original, 97 ss.; 301- 19; 321; 439; 492-4.

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