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216 ALEJANDRO DE VILLALMONTE ¿Cuál es la «verdad salvadora» que Tr. quiere reafirmar para bien espi­ ritual de la comunidad creyente, interponiendo para este fin todo el peso de su autoridad doctrinal, ejercida en circunstancia tan solemne? Este es el trabajo que el hermeneuta de Tr. debe realizar a la altura en que se encuentra hoy la investigación teológica al respecto. Con referencia a lo que Tr. «dice» hicimos una matización ten­ dente a señalar los diversos grados que pueden distinguirse en lo que un texto «dice» y las varias maneras de «decir». También en relación a lo que Tr. «enseña» no debemos simplificar demasiado. Realmente, dentro de lo que Tr. «enseña», de lo que propone autoritativamente para ser recibido religiosamente por la comunidad creyente, también hay que distinguir diversos grados en el «enseñar». Es idea bien conocida por los teólogos. Con ello aludimos ya a una cuestión que nos va a ocupar expresamente más adelante: al rango y «jerarquía de verdades» que hay que admitir dentro de lo que Tr. de verdad quiere «enseñar» y «enseña» acerca del p. or. C. El texto de Trento como "precepto doctrinal”. —Ya que el texto de Tr. que examinamos es calificado constantemente como «de­ creto sobre el pecado original», parecería superíluo y demasiado obvio el insistir en calificarlo de «precepto doctrinal». Así es, en cierto sen­ tido. Pero, vamos a reflexionar sobre este calificativo para deducir im­ portantes consecuencias útiles para nuestra reinterpretación del texto tri- dentino en su conjunto. Los profesores M. Flick-Z. Alszeghy han aplicado al texto de Tr. la distinción que los analistas del lenguaje establecen entre función «asertiva» y la función «operativa» de todo lenguaje. También, por tanto, del usado por Tr. Ambas funciones son inseparables en la rea­ lidad; si bien en cada texto habría que señalar el predominio de una u otra función51. La función «asertiva» quiere atestiguar directamente y como de primera intención la conformidad del enunciado con la rea­ lidad objetiva. La función predominantemente «operativa» se fija en la eficacia del enunciado para producir un cambio en la actitud del oyente respecto del comunicado que se le hace. En el caso de Tr. pre­ domina la función «operativa», puesto que los textos son decretos judiciales que terminan imponiendo una grave obligación para el des­ tinatario y una sentencia de excomunión para el que no acate lo de­ 5 1 . M . F l ic k -Z . A l sz e g h y , El hombre bajo el signo del pecado. Teología del pecado original, Salamanca 1972, 189-94.

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