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QUE «ENSEÑA» TRENTO SOBRE EL. 207 cual es el meta-lenguaje de la teología especulativa y crítica de hoy, por lo demás tan distante de Tr. 43. Tampoco convendría olvidar el contexto polémico del texto triden- tino, tantas veces aludido, y que es obvio para el historiador de la teología. También en esto habría que tener en cuenta el cambio sufri­ do con relación a las circunstancias actuales. Nosotros podemos y de­ bemos tratar el tema del p. or. en un contexto polémico sí, pero el adversario ya es otro. En realidad la polémica se viene desarrollando como una controversia intracatólica. La forma pelagiana de negar el p. or., ya no tiene vigencia para nosotros. Tampoco la forma en que malentendía esta tesis el protestantismo originario y ortodoxo. Por eso, ya que el Kerigma salvífico del NT es atacado desde otros frentes, también nosotros debemos buscar una renovada explicación desde perspectivas que no tienen por qué coincidir con las utilizadas por Tr. Los investigadores del pensamiento tridentino sobre el p. or. que hemos podido leer, no desconocen el hecho de que Tr. enfoca toda la problemática desde una perspectiva específica de la teología «occi- dental-latina»44. Pero tal vez no se ha valorado suficientemente este hecho. Y hoy día convendría hacerlo, por consideración a la perspecti­ va ecuménica que se pide para estudiar cualquier tema importante de la teología cristiana. No creo que podamos hablar de perspectiva «oriental» y «occiden­ tal» en la confesión, aceptación y profesión pública, eclesial, del Ke­ rigma neotestamentario de Salvación, en la triple dimensión constitu­ tiva de la que ya hemos hablado. Pero, al avanzar hacia una ulterior explicación teológica más refleja y sistemática, las diferencias pueden ser 43 . Esta índole pastoral del lenguaje del Magisterio, descomprometido con ningún metalenguaje filosófico, esencialista, es reconocido hoy por todos. Así lo pusieron de manifiesto las discusiones de los años sesenta sobre una palabra tan incitadora como «transubstantiatio». Por no usar un lenguaje metafísico, por ello no está ligado el Magisterio a ninguna filosofía y, por ende, a ninguna cultura determinada. El lenguaje pastoral (sea popular o culto) es más universal que el lenguaje metafísico, por reflejar vivencias más universalmente humanas. Ver, por ejemplo, la tesis 11 de la CotnisTeollntern., editada en la BAC, El pluralis­ mo teológico, 13. Ya antes Pablo VI en la «Mysterium Fidei» (AAS 57 (1965) 758). 44. El papa Zósimo, griego, se mostró reticente en admitir el concepto de «pecado original» tal como se lo proponía el conc. de Cartago, en perspectiva agustiniana-occidental. Así opina F. Floeri, Le pape Zosime et ladoctrine augus- tinienne du pécbé originel, en «Augustinus Magister» Acta du CongrlnternAug. II, 755-61. Sobre el pensamiento de los padres griegos al respecto ver los testi­ monios recogidos en nuestra obra, El pecado original, espec. 295-323. 491-95.

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