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196 ALEJANDRO DE VILLALMONTE en cualquiera de sus aspectos y fundamentos32. Cuando las críticas se hacen con tanta tenacidad, con rigor, método y nivel científico; cuan do invaden tan amplios sectores de la comunidad cristiana, nadie que no sea excesivamente suspicaz e irreflexivo podrá achacarlas a falta de fe, insensibilidad religiosa, afán de malsanas novedades, según fra ses acuñadas para casos similares. Apenas será necesario insistir en la importancia que para una ade cuada reinterpretación del pensamiento tridentino hay que dar al hori zonte o perspectiva mental en que se mueve. La atención a los presu puestos de toda índole en que están instalados los autores del texto conciliar sobre el p. or., es la base de cualquier intento de reinterpreta ción del mismo. Los «presupuestos» entran, como elemento muy diná mico y operativo dentro de lo que llamamos la «circunstancia vital» en que se produjo el decreto tridentino. En su condición de tales los presupuestos actúan de una manera inconsciente, preconsciente o sub- conciente en la configuración del texto. Aunque este modo de acutar, silencioso e inapercibido para el que está sujeto a su influencia, no quite nada de la importancia real de la misma. Naturalmente, la exis tencia de estos presupuestos incontrolados o mal controlados no es un fenómeno que les acontezca sólo a los hombres que estuvieron en Tr. Es fenómeno universal al que está sujeto todo pensar y todo hablar humano, dada la historicidad, limitación, circunstancialidad, correlati vidad y subjetividad a que está sujeto. También es normal que los individuos o grupos influenciados por los presupuestos sean, con fre cuencia, los menos aptos para descubrir la servidumbre a que están sujetos. Esto nos pasa también a nosotros, aunque vivimos en una época mucho más crítica. Siempre se repetirá el fenómeno de que los árboles no dejan ver el bosque. Ningún individuo ni ninguna época posee el suficiente distanciamiento crítico como para darse debida cuen ta de los presupuestos mentales — individuales y sociales— que me diatizan y condicionan su acceso a la pura realidad objetiva y a una solución de los problemas que no esté condicionada por el tiempo y el espacio33. Los presupuestos discutibles bajo cuya influencia desfavorable ha blaba Tr. —influencia desfavorable a juicio del crítico hodierno— va 32. El lector puede informarse de ellas en nuestra obra citada en nota 1. 33. Con esta observación aludimos al célebre «círculo hermenéutico», que tortura a los críticos honrados de hoy con similar refinamiento al del «círculo diabólico» que torturaba a los místicos clásicos.
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