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188 ALEJANDRO DE VILLALMONTE un eclipse por obra de san Anselmo y Duns Escoto, e incluso de san Bue­ naventura y sto. Tomás, en los siglos xn y xm. Pero volvió a renacer por obra de hombres como G. de Rimini y A. Favaroni24. San Buenaventura y sto. Tomás, con matices específicos, podrían representar el agustinismo moderado en esta materia. Su moderación consistía, básicamente, en el modo de establecer la relación pecado original-concupiscencia. Abelardo es conocido como mantenedor de que el género humano sólo ha heredado las penas del pecado de Adán. Pero, sin llegar a este extremo, Anselmo inicia una dirección nueva al hacer consistir el p. or. en la carencia de la debida justicia originaria. Duns Escoto sigue y acentúa esta dirección al desligar el p. or. de cualquier relación a la concupiscencia como tal. Esta existía ya en el paraíso, sólo que bien ordenada por la caridad, y no como ahora que está desbocada. Igualmente, la generación libidinosa es reducida a mera condición externa en la trasmisión del pecado. Por fin, el optimismo básico de la visión franciscana de la historia de salvación se refleja en él con toda claridad: Naturaliamanent integra'. , dice el doctor sutil. Incluso después de la primera caída, la dignidad e integridad del hombre creado por Dios solo exteriormente es afectada por el p. or . 25. Las diferencias intracatólicas sobre el tema p. or. podrían ser agru­ padas, primero, en tomo a la manera de explicar las relaciones entre la concupiscencia y el p. or. y luego al determinar las consecuencias del mismo. Más íntima y honda (en ambos puntos) para los agustinia- nos; atenuada en el tomismo; muy vaga y diluida en la dirección esco- 24. G. D ía z , De pcccati originalis essenlia in scbola augustiniana praetriden- tina, El Escorial 1961. Hace una historia de la formación de esta escuela hasta culminar, durante el siglo xv, en G. de Rimini y A. Favaroni. Compara sus afirmaciones con las del concilio de Tr. y las distingue de la tesis luterana al respecto. 25. El optimismo teológico de la visión franciscana del hombre se basa en su concepto optimista de Dios-Agape-Amor de donación («Deus est formaliter Caritas», dice Escoto); en el concepto de Cristo predestinado por Dios para su glorificación suprema mediante el amor de caridad: Deus vult diligi ab dio sum- me\ en la contemplación del hombre visto radicalmente como «forma beatifica- bilis», para gloria del Padre en la caridad: Deus vult habere alios condiligentes se (al lado de Cristo). Sobre estas ideas puede verse A. de V il l a l m o n t e , El "Mysterium Christi" del Vaticano II en perspectiva escotista, en NaturGrac 13 (1966) 215-68. Si hacemos alusión a esta concepción teológica franciscana es por­ que ella ha sido la previa forma mentís, el horizonte cognoscitivo desde el que nos hemos sentido impulsados a buscar una mejor relectura del texto tridentino sobre el p. or. La frase «naturalia manent integra!» la toma Escoto del Ps-Dionisio en De Div. Nomin. IV. Ver Escoto, II Sent. dist. 29, q. única (ed. Vives 13, 267 ss.). Nótese que la frase viene de la tradición griega, cuya diferencia con la tradición latina respecto al p. or. y sus consecuencias es bien sabida.

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