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QUE «ENSEÑA» TRENTO SOBRE EL. 185 problema aunque las soluciones ofrecidas puedan ser diversas. Ahora mismo no podemos demorarnos en su adecuado tratamiento, pues esto exigiría un largo trabajo aparte, nada fácil de realizar. Pero ofrecemos algunas afirmaciones sintéticas o «tesis» que nos guiarán en esta rein­ terpretación del Tridentino que ahora estamos llevando a cabo l8. —i El supremo hernieneuta de un texto del Magisterio es el Magisterio mismo. La acabada intelección de un texto conciliar debe seguir un proceso ascendente. El primer paso se da al lograr un «comentario» satisfactorio y garantizado del texto, según hemos indicado. Imbricada en el comentario va la tarea hemenéutica realizada por el teólogo profesional a nivel técnico (pericial, de experto, si cabe la expresión), con el rigor exigido por la mejor ciencia crítica. Aquí culmina la etapa del proceso noético, cognosci­ tivo, la labor intelectual. Pero, a juicio nuestro no se realiza una labor teológica completa si no se llega a terminar dicha labor subrayando la valiosidad de la nueva interpretación para la vida teologal en la fe, espe­ ranza y caridad; tanto del individuo como de la comunidad creyente. La ortodoxia ha de culminar en la ortopraxis ,9. 18. E stas b re v e s lín ea s s o b r e tem a tan d is c u tid o han d e co m p le ta rse c o n e s tu d io s m ás a m p lio s y a u to riz a d os: Theses de Magisterii Ecclesiastici et Tbeolo- giae adinvicemrelatione. Commissio Theologica Internationalis, 6 ju n ii 1976. L e i­ m o s e l te x to en Greg 57 (1976) 549-63; q u e lleva in c o rp o ra d o se n d o s co m e n ta ­ rio s d e O . S e m m elro th y K . L eh m an n . P oco antes J. A lfa r o h a b ía p u b lic a d o u n e s tu d io , Problema tbeologicum de muñere Theologiae respectu Magisterii, en Greg 57 (1956) 39-79. E n é l se en tra en e l p ro b le m a te o ló g ic o d e fo n d o im p li­ c a d o e n esta cu e s tió n práctica, y se o fre c e n m u y ap recia b les o rie n ta cio n e s d e o rd e n g en era l. E ste p ro b le m a va d e l t o d o re lig a d o a la gra ve d iscu sió n h od ie rn a so b r e la in fa lib ilid a d . V e r al re s p e cto la o b r a La Infalibilidad de la Iglesia, diri- gida p o r K . R ahner , M a d rid 1978. T a m b ié n a la n o m en o s d e b a tid a y v iv a z cu e s tió n d e l p lu ra lism o te o ló g ic o : V e r la tesis d e la « C o m is ió n T e o ló g ic a In te r­ n a c io n a l» al re s p e cto y v a rio s co m e n ta rio s en El pluralismo teológico, M a d rid 1976. E n tre o tr o s e stu d io s p o d r ía n v erse W . K a s p e r , Unidad y pluralidad de la teología, Salam anca 1969. J. L . I ll a n e s M a e s t r e , Sobre el saber teológico : Plu­ ralismo teológico y verdad de fe, M a d rid 1978, 69-152. 19. Nos gustaría poder disponer de más espacio para enfatizar esta orde­ nación y subordinación de la actividad noética, discursiva y racional-lógica de la teología a la función, de alimentar la vida religiosa cristiana en la fe y caridad. Dice Hegel que la filosofía no debe ser «edificante». Nosotros pensamos que la teología sí debe ser «edificante» y por su esencia y , valoradvamente, ser, antes que nada, edificante. La ortopraxis es más valiosa que la ordoxia, según gustan de decir muchos teólogos en la actualidad. Nosotros estamos de lleno en la línea de la tradición teológica franciscana al respecto. San Buenaventura es un clásico de esta tendencia que ordena el saber teológico, la «sacra doctrina» a la vida religiosa cristiana: «ad sanctitatis notitiam, ad sanctitatis placentiam, ad sanctitatis custodiam». «De donis Spiritus Sti, IV, 19 (V, 477). Menos conocida, tal vez, pero más intensa es esta dirección en el pensamiento de Duns Escoto, quien concibe la teología como un saber primordialmente «práxico»: saber que fomenta la praxis; y la praxis es el amor recto de la voluntad: amare est vere praxis:

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