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QUE «ENSEÑA» TRENTO SOBRE EL. 183 trabajo al respecto es la nueva metología que aplicó a la interpretación del texto tridentino referente al p. or. El pensamiento de P. Schoonen- berg sobre la nueva hermenéutica se encuentra disperso en numerosos escritos suyos. Podría aceptarse como resumen del mismo el que propone, en controversia con él, J. Alonso. Lo reproducimos casi a la letra: — No podemos apoyarnos directamente en una fórmula conciliar para resolver un problema que no entraba directamente en la intención docente del mismo. — No podemos utilizar una fórmula magisterial fuera de los presu­ puestos en que dicha fórmula fuera proferida. — Un texto no da respuesta directa a un problema que no existía cuando aquél fue redactado. — Hay que interpretar los textos en el sentido de lo que quieren afirmar y en el sentido del problema que quieren resolver. — Si una declaración está dirigida contra una cierta manera de pen­ sar, habrá que interpretar su sentido positivo, en primer lugar, como una refutación de la teoría condenada, y no como si fuera ella misma la única explicación posible del misterio que dicha declaración quiere defender. — No olvidar lo que ya va siendo idea común entre los teólogos: que al interior de la doctrina católica existe un rango o jerarquía de verdades, según el modo diverso de conexión con aquello que es admitido como núcleo o fundamento de la fe cristiana ,s. También por su valor de síntesis recogemos una idea sobre la inter­ pretación de los dogmas recientemente propuestas por J. M. Rovira Belloso. Después de exponer los principios más generales de la herme­ néutica de los dogmas, sintetiza los criterios que deben presidir esta reinterpretación, cuando haya de tener lugar. Los criterios de lectura e interpretación (de los dogmas) serían: «1. La primera tarea de una correcta hermenéutica es la investigación histórica, no sólo investigando genéticamente la sucesión cronológica de los acontecimientos (dimensión diacrónica), sino estudiando y sacando ala luz los textos o acontecimientos culturales simultáneos al hecho que se estudia (dimensión sincrónica). 15. J. M. A lo n so A n to n a , Schoonenberg y su teoría del pecado original, en XXIX SemEsp. de Teología, Madrid 1970, 356-396; texto cit. en 370s. El art. de Alonso es valioso por la documentación que maneja y la objetividad de la exposición. Pero no logra entenderse con Schoonenberg, pues la metodología y mentalidad teológica de ambos es radicalmente divergente. Puede verse allí muy amplia bibliografía sobre el tema del p. or. en Schoonenberg.