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182 ALEJANDRO DE VILLALMONTE vital» en que los directos oyentes de TV. y nosotros vivimos nuestra fe en el Kerigma de Salvación, ha sufrido un cambio radical. Ello jus tificaría la búsqueda de una lectura renovada del mismo. Naturalmente, el ensayo nuestro y cualquiera otro que sobre el mismo tema se inicie ha de aspirar a una reinterpretación: a) que deje bien clara su conexión y dependencia interna respecto la Kerigma de Salvación, de modo que, con toda verdad, sea una rememoración y represencialización activa y viviente del mismo; b) ha de valorar y mantener en su propio valor y campo la interpretación auténtica dada por TV.; c) ha de ofrecer una nueva interpretación que mejore, de forma convincente para el lector de hoy, la interpretación tradicional en sí misma y en su religación noética y religioso-vital con el Kerigma neotestamentario: Sólo en Cristo salva Dios a los hombres °. 3. Criterios para una reinterpretación del texto tridentino Aceptada la necesidad de la reinterpretación del texto tridentino sobre el p. or., corresponde ya determinar los criterios más concretos que han de adoptarse para llevar a buen puerto la tarea, con una garan tía científico-crítica aceptable. Por fortuna los nuevos métodos de hermenéutica conciliar se han ejercido, tal vez más que en ningún otro punto de la teología, en referencia a los textos tridentinos sobre el p. or. Por otra parte, no hace mucho que nosotros mismos estudiábamos este tema desde el punto de vista preferentemente histórico 14. Podemos, por ello, ser más bien breves en la exposición de este punto, aunque él sea clave de todo el trabajo. A. Criterios de Índole técnico-científica .—Son conocidos los inten tos de P. Schoonenberg y de otros teólogos por buscar nueva formula ción para la doctrina del p. or. En este sentido tuvo resonancia su teoría del pecado del mundo como sustituto del pecado de Adán y del p. or. Hoy día está siendo olvidada. Pero lo más meritorio de su 13. «Una interpretación no es otra cosa que sustituir una sentencia definida como de fe por otra mejor, es decir, por otra que exprese, de una manera más comprensible para la época, el dogma que tal vez al paso del tiempo se pres taba ya a errores de interpretación», T. F in k e n z e l l e r , ¿Fe sin dogma?, Estella 1973, 46. Cf. 68 ss. 14. Estos principios de la nueva hermenéutica conciliar y su aplicación al texto tridentino sobre p. or. los hemos visto ya en otra parte, A. de V il l a l m o n t e , El pecado original, 330-48. Cf. 369-82; 456-62.
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