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D E N U E VO F R A N C IS C O 89 den espigar numerosas frases laudatorias, hiperbólicas sobre el santo de Asís. Por ejemplo, que Asís es el Belén latino; Fonte Colombo, el Sinaí cristiano; el cántico del hermano sol, el himno nacional de la humanidad... (cf. también las pp. 18, 19, 25, 43, 56, 91, 105, 132, etc.). Son «amorosas» exageraciones que pueden tener una explicación. Lo que ciertamente encontramos injustificado es su postura total­ mente negativa sobre la Iglesia. Todo lo «oficial» de la misma, lo que manifiesta algo de poder, la estructura, el capitalismo eclesiástico de los monasterios y otras ideas semejantes, constituyen un lugar común de rechazo a lo largo de toda la obra, algo que el a., casi masoquística- mente, recuerda y condena una y otra vez. Algunos títulos de los capí­ tulos definen la obra en este sentido: Franziskus in Rom vor den Pha­ risäern (p. 3 1); Die tote Sprache der Machtkirche (p. 135). Pensamos que, en este punto, el a. no tiene una justa visión histórica de aquel tiempo, por un lado, y que, por otro, su visión distorsionada lo con­ duce a una equivocada interpretación de la actitud de Francisco ante la Iglesia, bien distinta de la que aparece en las biografías y en el testa­ mento del mismo santo: siempre quiso amar, reverenciar y honrar a la Iglesia y a sus representantes cuando vivían conforme a la norma de la santa romana Iglesia. No es la primera vez que K a rl Ipser ha hablado de Francisco, sub­ yugado por su atracción l8. Lo lamentable es que desde entonces no haya cambiado su mentalidad. Incluso esta obra que comentamos es repetición no sólo de conceptos sino hasta de palabras y títulos al pie de la letra. O b r a s v a r ia s 1. Con motivo del 750 aniversario de la muerte de Francisco se organizaron en Verona y Passo de la Mendola en 1977 unas semanas de estudio y espiritualidad. En ambos casos fue el mismo Francisco, más que el carisma franciscano, el punto de reflexión. En Francisco, el centro de la atención fue descubrirlo como hombre guiado por el Esp í­ ritu, de cuyo hecho nacería la originalidad de su figura. En la obra que comentamos 19 se ofrecen las comunicaciones presentadas por Igna­ cio Brady a dichas semanas de estudio. 18. Cf. Naturaleza y Gracia 15 (1968) 142-143. 19. Ignazio Brady, San Francesco, nomo dello Spirito, Vicenza L.I.E.F. 1978, 14x20,5, 110 pp.

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