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M A R X IS M O Y C R IS T IA N IS M O . 6 9 La política del Partido Comunista Cubano con respecto a la religión se configura, consecuentemente, de acuerdo con estos dos aspectos de la cuestión religiosa. Por lo que toca al primer aspecto, o sea, el refe­ rido a las relaciones con las iglesias o con los ciudadanos que perte­ nezcan a ellas, la política del Partido consiste en reconocer y respetar el derecho, anclado en la constitución cubana, de los ciudadanos a pro­ fesar cualquier religión, o a no profesar ninguna. Con relación al se­ gundo aspecto de la cuestión religiosa, la política del Partido es mucho menos tolerante o, quizás mejor, intransigente del todo, puesto que, al considerar la religión como expresión de una concepción anticientí­ fica y falsa del mundo y del hombre, entiende que uno de sus deberes primordiales es, precisamente, el luchar para que los ciudadanos todos se liberen de las creencias religiosas. Para comprender cabalmente la política del Partido Comunista Cu­ bano con respecto a la religión, hay que tener en cuenta además que el reconocimiento del mencionado doble aspecto de la cuestión reli­ giosa es, en realidad, una aplicación consecuente del postulado mar- xista-leninista de que la religión se relaciona al Estado y al Partido de modos muy diferentes. Cosa que, por lo demás, no se oculta en la «Tesis», pues aquí se nos dice claramente que: «Si bien el Partido considera que con relación al Estado Socialista la religión es un asunto privado, una cuestión del derecho de los ciudadanos; para el Partido, cuyo fundamento filosófico es el materalismo dialéctico y el materialis­ mo histórico, la religión no es un asunto p riv a d o ...» 6. Estableciendo esta distinción en el modo como se relaciona la reli­ gión al Estado y al Partido — y sin olvidar cuán artificial suele ser la separación entre Estado y Partido en los países comunistas— , el Partido Comunista de Cuba se asegura, en realidad, el «derecho» de controlar y restringir los derechos religosos que el Estado reconoce y garantiza a sus ciudadanos. Incluso se asegura legalmente los medios para combatir la religión, pues, desde su perspectiva, ésta representa un asunto no privado, esto es, una forma errónea e ilusoria de la con­ ciencia social, y, en cuanto tal, opuesta irreconciliablemente con la teoría que le sirve de fundamento. En realidad, la política del Estado Cubano en materia religiosa está determinada, esencialmente, por la concepción del Partido sobre la reli­ gión. Y por ello se explica que en la misma constitución del país se reconozca a los creyentes el derecho a profesar y practicar el culto 6. O. c.j 30 0 .

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