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66 R A U L F O R N E T B E T A N C O U R T hombre ignorante o impotente ante la naturaleza. La religión nace, en el fondo, como una reacción y, en cuanto tal, viene determinada no tanto por el que reacciona (el hombre) como por aquello ante lo que se reacciona (el mundo material). Por ello suscribe la «Tesis», enteramente, la optimista idea marxista de la extinción inexorable de la religión. No siendo, en efecto, un fenómeno constitutivo del ser humano, una posibilidad de ser del hombre, la religión desaparecerá tan pronto como se elimine la base material de la que es reflejo, o sea, cuando se transformen las condiciones de la vida material que han hecho posible la reacción religiosa en el hombre. Muy «ortodoxo» es también el marxismo cubano en lo que respecta a la concepción del papel social de la religión. La «Tesis» no deja ni siquiera entrever la posibilidad de puntualizar con algunas precisio­ nes históricas la concepción clásica del marxismo-leninismo acerca del papel social de la religión y se limita a repetir el ya conocido juicio de que la religión, a lo largo de la historia, ha sido aprovechada por las clases explotadoras para proteger, defender y asegurar su poder político y sus intereses económicos. Y se precisa que esta conservadora función social no viene a la religión por el hecho externo de ser utilizada por las clases explotado­ ras. No. En realidad, la religión desempeña ese papel social en base a su contenido mismo. Porque su contenido ideológico es conservador, por ello, justamente, puede convertirse en instrumento de las clases opresoras. Así, sin sentir tampoco la necesidad de diferenciar, se afirma en la «Tesis» en forma general y absoluta que «el papel social de la religión está dado por su contenido conservador, de renuncia a la lucha y sumisión a los llamados poderes sobrenaturales que no son otra cosa que la explicación, en la mente del religioso, de los fenómenos de la naturaleza y las fuerzas opresivas de las clases explotadoras. Su pré­ dica de que el proceso social está predeterminado por una supuesta providencia o divinidad; su insistencia en el conformismo y la manse­ dumbre de los explotados y oprimidos a cambio de una pretensa vida sin fin de ultratumba; la negación de estos del derecho a ¡a violencia, mientras justifica la violencia y crueldad de los explotadores, etc.; hacen de ella propicio elemento ideológico para las clases dominantes en las sociedades de explotación»3. Este texto, que se inserta en una de las tradiciones más superficiales de la crítica religiosa, constituye una muestra más de la pereza carac­ 3 . O . c., 2 9 8 -2 9 9 .

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