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M A R X IS M O Y C R IS T IA N IS M O . 65 leninismo. Con lo cual se revela ya que el marxismo cubano no busca pensar por sí mismo el fenómeno de la religión, sino que se limita a retomar miméticamente la concepción clásica del marxismo-leninismo acerca de la religión. Así, pues, comienza la «Tesis» asentando dogmáticamente que la religión «es una de las formas de la conciencia social y, como tal, un reflejo en la conciencia del hombre, de la realidad exterior. Su origen es terrenal y no celestial. Su particularidad, respecto de las demás formas de la conciencia, radica en que por su esencia constituye un reflejo fantástico, tergiversado, falso de dicha realidad que está deter­ minado fundamentalmente por las condiciones de vida material de los hombres»2. La cita aducida es una muestra clara de que el marxismo cubano no piensa, sino que repite. Repite, en efecto, la errónea y caduca tesis marxista-leninista de la conciencia social como mero reflejo de la exis­ tencia social, del mundo material. Repite, además, que la religión, en cuanto forma de la conciencia social, representa un simple reflejo de la realidad exterior. Con lo cual no se quiere decir otra cosa sino que la religión no tiene base propia, que carece de consistencia en sí mis­ ma. La religión es eso: reflejo de algo otro, del mundo material. Pero hay más; pues se nos recuerda que lo que distingue a la religión de otras formas de la conciencia social, es justamente el hecho peculiar de que ella refleja la realidad exterior en forma ilusoria, falsa y tergi­ versada. La religión, pues, no es solamente un reflejo, es decir, no sólo no tiene consistencia en sí misma, sino que, además, por ser esen­ cialmente un reflejo fantástico, es una forma del error y de la falsedad. Dicho en texto claro, la religión es, por esencia, una mentira. La religión es, por esencia, una mentira porque no tiene esencia; porque miente sobre su inesencialidad, porque lo que da por su esen­ cia es el mundo, es el hombre mismo. La religión es, así, una mentira sobre el hombre y el mundo. Por ello, nos recuerda la «Tesis», ade­ más, que el origen de la religión es terrenal. O sea que la religión, en cuanto mentira sobre el hombre y el mundo, es producida por el homr bre mismo bajo el peso determinante de sus condiciones de vida mate­ rial. En última instancia, la religión no es un producto del hombre sin más, sino del hombre determinado por el mundo material, del 2 . Tesis sobre la politióa en relación con la religión, la Iglesia y los cre­ yentes, en Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba. Tesis y Resoluciones, La Habana 1976, 298.

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