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64 R A U L F O R N E T B E T A N C O U R T marxismo podía iniciar una nueva etapa de desarrollo, una etapa en la que, poniendo a un lado los intereses ideológicos de tesis caducas y dogmas secos e insostenibles, emergiese un pensamiento nuevo, un pensamiento creador. A más de diez años de distancia de la citada declaración de Fidel Castro se impone constatar, sin embargo, que la esperanza despertada por sus palabras de entonces no se ha cumplido. Más aun, que el desarrollo real del marxismo cubano ha transcurrido, y transcurre, por un cauce diametralmente opuesto al que pudieron abrir las palabras del «máximo líder» de la revolución cubana. Lejos, muy lejos de orien­ tarse por un camino de invención, de creación, en el transcurso de los últimos diez años, el marxismo cubano se ha ido adentrando cada vez más en los estrechos y estériles senderos de la repetición dogmática. Repetición, y no invención; aplicación de dogmas, y no creación; apología de lo pensado e incluso de las formas en que se ha pensado lo pensado, y no valor para pensar lo todavía-no-pensado o, por lo menos, para buscar formas que permitan repensar creadoramente lo ya pensado; tales son los síntomas fundamentales de la anemia actual del marxismo en Cuba. Y en ningún otro punto, creemos, se manifiesta la esclerosis, el mimetismo, la acrítica sujeción del marxismo cubano a dogmas cadu­ cos como en su valoración o enjuiciamiento teórico del fenómeno de la religión. Por ello, hemos querido dedicar las reflexiones presentes al análisis de la visión de la religión que nos ofrece un documento oficial del marxismo cubano. Nos referimos, naturalmente, a la Tesis sobre la política en relación con la religión, la Iglesia y los creyentes, que fue discutida y aprobada en diciembre de 1975 por el Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba. 2. La concepción de la religión en la «Tesis sobre la política en rela­ ción con la religión, la Iglesia y los creyentes». Partiendo del convencimiento de que el marxismo-leninismo re­ presenta la única teoría realmente científica, es decir, de que es la Verdad y, a la vez, la única sistematización verdadera de la Verdad, los marxistas cubanos se eximen del trabajo de plantearse el problema de la religión o, si se prefiere, de analizar la religión al menos como un problema. En la «Tesis», la religión no es, en efecto, ni problema ni pregunta. Se la considera más bien como un fenómeno social que ha encontrado ya su explicación científica, precisamente, en el marxismo-

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