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Marxismo y cristianismo. El caso de Cuba 1. Nota introductoria Hace ya más de una década que Fidel Castro se dirigía a los dele­ gados e invitados al Congreso Cultural de La Habana con estas pala­ bras, claras y valientes: «Es incuestionable que estamos ante hechos nuevos, ante fenómenos nuevos; es incuestionable que los revolucio­ narios, los que nos consideramos revolucionarios, y dentro de los que nos consideramos revolucionarios, los que nos consideramos marxistas leninistas, estamos en la obligación de analizar estos fenómenos nue­ vos. Porque no puede haber nada más antimarxista que el dogma {aplausos), no puede haber nada más antimarxista que la petrificación de ideas. Y hay ideas que incluso se esgrimen en nombre del mar­ xismo que parecen verdaderos fósiles (aplausos)... necesita el mar­ xismo desarrollarse, salir de cierto anquilosamiento, interpretar con sentido objetivo y científico las realidades de hoy, comportarse como una fuerza revolucionaria y no como una iglesia seudorrevolucionaria (aplausos)» l. Estas palabras fueron recogidas con regocijo, pues los que las es­ cucharon o los que luego las leyeron, comprendieron que podían sig­ nificar nada menos que la apertura de una vía de realización al deseo de muchos, reprimido sistemáticamente durante tres años, de ser crea­ dores en el seno del pensamiento marxista, sin estar expuestos al pe­ ligro constante de ser declarados revisionistas, herejes, disidentes o como se les quiera llamar a los que han intentado e intentan pensar por sí mismos en el interior del marxismo. Las palabras de Fidel Castro ante los delegados al Congreso Cul­ tural de La Habana despertaron, en efecto, la esperanza de que el 1 . Discurso pronunciado en el acto de clausura del Congreso Cultural de La Habana, en Fidel Castro (Discursos), La Habana 1968, 211.

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