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DISCURSO DE LA MISION 45 Si anteriormente los mensajeros eran advertidos a no proveerse de dinero, instrumentalizando la misión en su propio provecho (vv. 8b- 11), ahora son llamados a una advertencia más severa: no sólo no deben ganar sino que deben estar dispuestos a arriesgarlo todo, incluso la propia vida, en aras de la fidelidad a la vocación, con la certeza de que su donación no será estéril. Tal conclusión parece fuertemente acentuada por el uso de los verbos heuriskein-apollynai. b) 10, 40-42: Exigencia radical ante el discípulo E s la segunda dimensión del seguimiento. Si la primera acentuaba el tomar la cruz hasta las máximas consecuencias, ésta insiste en el dechesthai del discípulo hasta el mínimo detalle, un vaso de agua fresca. La subsección está compuesta por tres unidades: — v. 40: con posibles paralelos en Le 10, 16a; Me 9, 3 7 ; Jn 13, 20 — v. 41: propiodeMateo — v. 42: conparaleloenMe 9, 41 Mateo 10, 40-42 ofrece una historia de tradición complicada, difícil de ser identificada con seguridad. En opinión de R . Bultmann, M t 10, 40. 42 y Me 9, 37. 41 parecen ir juntos en la tradición, en tanto que Me 9, 38-40 y M t 10, 41 deben ser considerados como inserciones pos­ teriores; la última, la de Mateo, debido a una asociación de ideas, pudiendo remontarse en su origen a una sentencia ju d ía 81. En tanto que paidia (Me) y mikroi (M t) pueden ser considerados como elementos pertenecientes a un logion original, sin ninguna connotación cristiana, la inserción del hymeis (M t 10, 40 y Me 9, 4 1 ) redimensiona el sentido de la lectura hacia una dirección comunitaria en la que el hecho de Jesús aparece en primer plano = Me 9, 41: boti Christou este; Mt 10, 42: eis onoma mathetou. Sin embargo, podrá ser ú til observar más de cerca la peculiaridad de cada versículo. E l v. 40 aparece en los evangelios diversamente for­ mulado: 1) Me 9, 3 7 ; Le 9, 48; ¿M t 18, 5? 2 ) M t 10, 40 3 ) Le 10, 16 4 ) Jn 13, 20 81. O. c., 181-182.

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