PS_NyG_1979v026n001p0007_0048

38 DOMINGO MONTERO (v. 32: homolegein). En una situación difícil, la Iglesia ha de mirar a su modelo. Este es el objetivo del capítulo 10: la autocomprensión de la Iglesia a la luz del Maestro. E l mismo vocabulario, en su novedad, explícita a un triple nivel la relación Jesús-seguidor: kyrios-doulos, oikodespotes-oikiakos, y mathetes-didaskalos (Le solamente usa ma- ttiéñs-didaskalos ). Observando los paralelos se aprecia mejor la peculiaridad del rela­ to mateano. Marcos no recoge el logion; Lucas y Juan lo ofrecen en contextos diversos: Le 6, 40, Jn 13, 16 y 15, 20 (el testimonio del cuarto evangelista demuestra la estima y difusión que rodeó a este logion en la prim itiva comunidad). Comparando Mateo y Lucas, se advierte la profundidad e inten­ cionalidad del primero. En tanto que Lucas expresa una simple rela­ ción entre maestro y discípulo, en sí neu tral63, el texto de Mateo está cargado de un profundo contenido cristológico que le viene del contexto y de la interpretación hecha en el v. 25a. Su talante eminentemente cristiano (Mateo olvida a los doce y vuelve la mirada a la situación de la comunidad) justifica la lectura que sustituye mathetes, doulos, oikiakos por christianos, y didaskalos, ky- rios, oikodespoñs por Christos: entre Jesús y el discípulo existe una comunidad de vida, ontològica, y consiguientemente una comunidad de destino, teleologica M. No puede haber lugar al temor, el discípulo no debe buscar un consuelo, una fuga, para menguar la acidez del cáliz. Debe ser cons­ ciente de que, por una exigencia interna, está llamado a la cruz: el discípulo, en verdad, no puede ser más que su Maestro. 63. J. D u p o n t , Le Beatitudini, trad. G. Gandolfi y A. Girlanda, Roma 1973, 81-89, hace un estudio del logion partiendo de Lucas, en quien reconoce la mayor antigüedad, si bien esta opinión no es compartida por todos. Según J. Dupont. Le 6 , 40 = Mt 10, 24-25a pueden ser fruto de la unión de dos sentencias dis tintas: la 1 * responde a la cuestión ¿cuándo se puede decir que el discípulo es perfecto —katertismenos Le—?, ¿cuándo se puede considerar suficiente su for­ mación —aeketon Mt—?; la 2.*, ¿es normal que la suerte del discípulo sea mejor que la de su Maestro? Mateo funde las dos añadiéndoles la aplicación de 25b. Sobre la formación del lógion en dos momentos cf. R. B u ltm a n n , o . c ., 114- 116, donde afirma que este género de composición es típico de la tradición y de la práctica rabínica, y consiste en añadir a un dicho ya existente una nueva for­ mulación, análoga en cuanto al contenido. En la misma línea se sitúa T. W. M a n - s o n , The sayings of Jesús, London 1949, 183. 64. M. V id a l , Apostolado y persecución. Un tema de parénesis cristiana aplicado al apóstol (Mt 10, 17-33), en Pentecostés 6 (1968) 309-341.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz