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DISCURSO DE LA MISION 37 Mayor convergencia de opiniones suscita el tema de la composición literaria original. La posibilidad de que el logion en su estado actual pueda ser desglosado en dos secciones es admitida sin gran dificultad, ya que la relación existente entre ambas partes «no tiene por qué ser necesariamente originaria» 60. Así, el v. 23a sería una aportación per­ sonal del primer evangelista en cuanto es una transición del tema de la persecución a otro de carácter diferente (v. 23b) que Mateo habría encontrado en su fuente61. Ante la imposibilidad de continuar en un análisis que se haría pro­ lijo, creo que aún no se ha dicho la última palabra dada la proble­ mática cristológica que encierra. Puede ser interesante, para concluir esta panorámica, recoger la sugerencia de R . Schnackenburg: «aún no ha sido posible hacer luz sobre este logion. Parece que la Iglesia p ri­ mitiva tampoco supo integrar pulcramente estas piezas de tradición en el conjunto de la predicación escatológica de Jesús. Tal vez la Ig le ­ sia prim itiva, con su comportamiento, nos está indicando cuál es el mejor camino: alimentar una viva esperanza escatológica. La Iglesia prim itiva no aceptó que Jesús se hubiera equivocado, tampoco nos­ otros debemos hacerlo»62. c) Cristo paradigma-. 10, 24-25 E l código de la persecución adquiere su fisonomía característica, tanto desde el punto de vista pedagógico como teológico, a partir de estos dos versículos. Constituyen el centro de la sección e iluminan la necesidad de perseverar (v. 22: ypomenein) y de confesar al Señor Por una explicación alternativa a la teoría de A. Schweitzer se pronuncia A. V ó g t l e en Exegetiscbe Erwágungen überdasWissen und desSelbslbewusstsein, en Gott Wel 1, K. Rahner zum 60 Geburtstag,Freiburg 1954, 608-667: no hay contradicción insoluble entre los dos asertos de la tradición sinóptica sobre la conciencia de Jesús respecto del fin, en cuanto por una parte parece desconocerlo (Le 17, 20; Me 13, 32) y por otra conocería la fecha (Mt 10, 23 y Me 9, 1). Pro­ pone una hipótesis de solución: el punto de partida estaría en Me 13, 32. Desde aquí habría que cuestionarse si Mt 10, 23 y Me 9, 1 procede de Jesús en su forma actual o si no podría explicarse más fácilmente por los esquemas mentales de la iglesia primitiva, en los que habría recibido su forma concreta. Avanzando en su hipótesis, sugiere que Jesús hacia el fin de su actividad habría predicho, en el círculo de sus discípulos (Me 13, 30), la destrucción del templo. Me. 9, 1 y Mt 10, 23 se derivarían, cada cual a su modo, de esas palabras pro­ nunciadas por Jesús, de modo que en su forma actual no serían ipsissima verba, pero tampoco significarían un manifiesto error de cálculo por parte de Jesús. 60. J. S chm id , o. c., 263. 61. W . E. B u n d y , o . c ., 160. 62. O. c„ 146.

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