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36 DOMINGO MONTERO rio r (fam ilia) y de desprecio por el Maestro, suena como una clave de interpretación: «el que persevere hasta el fin, ese será salvado». La importancia de este versículo puede comprenderse comparándolo con su doble en M t 24, 13 — donde parece sobresalir un poco de lo que precede; una serie de proposiciones unidas por kai... kai — , en tanto que en el capítulo 24, 13 emplea un de adversativo en vez del kai copu­ lativo. Por otra parte, este logion debió ser muy apreciado en la tradi­ ción (Didaché 16, 5), usado siempre en el mismo contexto: ilum inar una situación d ifícil invitando a la perseverancia. Continuando una trayectoria del judaismo apocalíptico, se da en el cristianismo primitivo una espera de la futura salvación apoyada en el mantenimiento de la fidelidad a la fe en los últimos días. Un tratamiento especial merece, por su problemática, el v. 23. Junto con 10, 5b-6 se ha convertido en auténtica «crux interpretum». Los intentos de explicación han conducido a una variada floración de opiniones, a veces irreconciliables, y objetivamente difíciles de cali­ brar 57. Pero no es sólo el «sentido» de la expresión, también su histori­ cidad es objeto de pareceres contrapuestos 58, no faltando quienes admi­ tiendo la situación problemática del logion no se aventuran a tomar partido por una u otra posición59. 57. Puede consultarse el estudio de L. S abo u rin , La venue prochaine du Fils de l’Homme d’après Mt 10, 23b, en Homenaje a Juan Prado, Madrid 1975, 373-386. También el artículo ya citado de J. J e r e m ía s , Jesús et le Païens-, W. G. K ü m m e l , Die Naherwartung in der Verkündigung Jesu, en Zeit und Geschichte, 1964, 31-46 y A. S c h w e it z e r , Le secret historique de la vie de Jésus, Paris 1961. Sobre la conexión de Mt 10, 5b-6 con 2 3 , cf. W. E. B undy , o . c ., 160-61 y W. L. K n o x , o . c., 40, quien además explica el paso de un simple tiempo de espera a la Parusía en estos términos: «Jesús habría dado a los doce un cargo misional con un tiempo delimitado, al final del cual deberían regresar a El para darle cuenta de la gestión, y que dada la limitación del tiempo no podrían recorrer todas las ciudades de Galilea. Este tiempo de retorno establecido se habría cam­ biado en la conciencia de la primitiva comunidad cristiana en la Parusía». Acerca de los motivos que habría llevado a esta elaboración cf. W. T r il l in g , Jesús y los problemas de su historicidad, obra ya citada, quien indica «la duración del tiempo trajo consigo el peligro de entibiarse y de pensar según el mundo, y de sentir una injustificada seguridad en sí mismo. Por eso, la prediccaión de la venida redentora y salvadora del Hijo del Hombre se convierte más intensamente en predicación de exhortación y amenaza ante la idea del Juez que va a venir» (143). 58. Contra la historicidad puede citarse a H . J. H o l t zm a n n , Hand-Kommen- tar I, Tubinga, 234; a favor W. E. B u ndy , o . c ., 161 y J. S ch m id , o . c ., 263, precisamente por su dificultad objetiva. 59. R. S ciin acken bu rg , Reino y Reinado de Dios, trad. J. Cosgaya, Madrid 1970, 146.

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