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378 ROBERTO GARCIA-RAMIREZ jerárquica, que era la que imperaba y que se había estudiado hasta entonces en todos los manuales de teología, y que como tal la habíamos expuesto en nuestras catequesis y homilías, a una Iglesia Pueblo de D ios en la historia donde se enraiza esa jerarquía siempre al servicio del pueblo, no al revés como había predominado hasta entonces y habíamos explicado hasta el Con­ cilio. Las Comunidades Cristianas, creemos que en auténtica línea conciliar, someten la estructura actual de Iglesia a una profunda revisión, y a un verdadero cambio; cambio que como veremos más adelante, la Iglesia ins­ titución se resiste a ello: ¿por una falta de asimilación de la doctrina con­ ciliar? ¿porque pesan demasiado 1.700 años que llevamos con esa estruc­ tura de Iglesia, que a pesar del Concilio aún estamos viviendo, y cuyo cambio no se puede hacer en pocos años porque los diecisiete siglos anteriores son demasiados siglos como para borrarlos en unas décadas? ¿porque tiene miedo a soltar amarras (se está más seguro en el puerto), y no sabe, o tiene miedo, adonde la va a llevar esa nueva estructura de Iglesia? ¿a que vive más cómoda como está, o como estaba, porque el cambio se está produ­ ciendo ya de hecho? La mayor parte de los Padres que hicieron el Concilio, y por tanto que aprobaron esta Constitución, viven todavía: ¿será, como hemos apuntado más arriba, que no se sospechaban, n i de lejos, las consecuencias que eso trae­ ría para la Iglesia? ¿que quedaron rebasados por la acción del Espíritu que iba más lejos de lo que ellos tenían en mente, y que de hecho el Con­ cilio, con esa asistencia del Espíritu, iba mucho más lejos de lo que ellos podían atisbar? Cabe todo tipo de suposiciones. Creemos que todos estos interrogantes son ciertos, que el E sp íritu en el Concilio superaba a todos los Padres Con­ ciliares, que la Iglesia ha levantado ya amarras, que va camino de alta mar al soplo del Esp íritu, y que los primeros sorprendidos han sido los propios Padres Conciliares. I I . — D IA L E C T IC A E N T R E IG L E S IA IN S T IT U C IO N Y COM UN ID AD E S C R IS T IA N A S D E BASE 1 . U n a I g l e s i a i n s t i t u c i ó n s e p a r a d a d e l a v id a La Iglesia institución sigue manteniéndose como una superestructura; aún sigue definiéndose «sociedad perfecta», y como tal todavía la vemos proyectando concordatos y acuerdos bilaterales con los estados, moviéndose a alto nivel diplomático muy alejada y sin contar con sus interesados fieles que van a sufrir las consecuencias de esas firmas. E l foso que la separa del Pueblo de Dios es tan profundo como antes: los obispos siguen en sus pala-

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