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388 ROBERTO GARCIA-RAMIREZ colegios de la Iglesia como en los demás, y como primer objetivo, se va ante todo a salvar el curso, siendo la materia de religión una materia que se da por aprobada desde el comienzo del año, y que no goza de mejor prestigio que la gimnasia o que la formación política. Se puede objetar que a lo largo de toda su estancia en el colegio se procura formar al alumno en una conciencia cristiana; pero el hecho nos dice que no se ve en la práctica diferencia especial entre los alumnos de los colegios de religiosos y los del estado; y por otra parte estamos convencidos de que el cristiano se hace y se forma en la Comunidad Cristiana, y que sin esa Comunidad no hay vivencia de fe, y en ella es en la que debemos proyectarnos, no en tanta institución que es competencia de otros. Si llevamos bien nuestras Comunidades Cristianas, con auténtica vivencia religiosa, de ellas saldrán los mejores cristianos que se encarguen de hacer presente a Cristo en todo; y para los religiosos, trabajando lo mismo o más que hasta ahora, en los mismos trabajos, pero como uno más en esos centros del estado, no ya como propietarios. Así nos libraremos de tanto agobio, viviremos incluso materialmente mejor, al menos sin tanta preocupación terrena que nos quita la paz para nuestra vivencia comunitaria y de fe, y nos proyectaremos mucho más holgadamente en lo que un día prometimos para realizarlo comunitariamente en la fe. De esta forma quieren a la Iglesia las Comunidades Cristianas de Base, y juzgamos que están en lo cierto por ser el único camino evangélico, y la única forma de ser que tiene la Iglesia en el mundo si quiere ser para él fermento y Sacramento Universal de Sal­ vación. Creemos que esta figura de Iglesia está diseñada a grandes rasgos en la Lumen Gentium, y que tal Constitución da margen para esto y para mucho más. Somos optimistas con respecto a la Iglesia; el rumbo que está tomando y que se deja sentir en sus ambientes más sensibilizados, es éste, del que nos felicitamos porque juzgamos que es ése y no otro el lugar donde la quiso Cristo: pequeño grano de mostaza, levadura escondida, minúscula, pero que acabará por fermentar toda la masa, para así devolver el mundo al Padre. R o b e r t o G a r c í a - R a m í r e z

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