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IGLESIA INSTITUCION. 385 traumatizada en algo tan vital como la sexualidad y la afectividad pueda llegar a acoplarse y encajar en una vida matrimonial. E l caso es que éste fue uno de los motivos de deserción, repetimos: quizá el principal, en la primera etapa postconciliar. Ultimamente nos parece que prevalece en las secularizaciones otro móvil, y es el de hallarse fuera o no encontrar ya lugar en la Iglesia. En efecto; de hecho tenemos como dos iglesias ya explicadas antes: la institucional y la de base. Muchos no se hallan en la Iglesia institucional, por considerarla excesi vamente burocrática, fría, funcional, desencarnada y aérea, y se sienten arti ficialmente metidos en ella porque no incide en la vida que ellos están palpando a diario, a la que quisieran más en el mundo, más encarnada y comprometida, sintiéndose flotando sobre algo que transciende su existencia y a lo que están amarrados por lazos jurídicos y de formación. Estos sacer dotes rimarían de maravilla con esa Iglesia que nace de la vida, de la base, que no fuera tan unilateralmente jerárquica y sí más popular, más de abajo arriba; pero tampoco les llena esas Comunidades de Base por la incidencia que tiene sobre ellas la Iglesia institucional, y más sobre el sacerdote al que continuamente le recuerda, que no debe mezclarse en asuntos tempo rales, o que ante todo debe de obedecer y ser fiel a esa Iglesia institucional que, hoy por hoy, dice estar en posesión de la más pura ortodoxia, a la que se siente ligado por voto y por juramento. Esto Ies crea un desplazamiento en su personalidad, una especie de esqui zofrenia con dos yos, uno al que la autoridad le d:ce desde arriba: debes de estar conmigo, eres mío, yo mando sobre ti; y otro, su verdadero, que le dicta que debe permanecer abajo, en la base. Todo esto les desequilibra, se queman, no se ven ni arriba ni abajo, no se hallan, y acaban por aban donarlo todo como una salida de emeregencia y de desesperación, porque lo primero es salvar su ser. Ultimamente acaba de publicarse un estudio sobre esta cuestión: sobre «la identificación del clero diocesano con la iglesia ins titución». A él nos rem itimos9. En esta línea podemos explicarnos también el fracaso de los sacerdotes obreros, sobre todo en Francia, en los años posteriores a la segunda guerra mundial. Salieron llenos de celo para evangelizar y atraer hacia la Iglesia al mundo obrero cuando a Francia se le calificó «país de misión»; pero de hecho eran unos seres extraterrestres. Fueron con una formación seminarís- tica y sacerdotal extramundana; salían como de un invernadero, y aterriza ron en un mundo del que estaban totalmente desconectados y ausentes. E l golpe fue brutal. A llá vieron la vida tal como es, su problemática desencar 9. Estudios sociológicos sobre la situación social de España, III informe FOESA, Madrid 1977. Cf. su cap. V : La situación religiosa en España.
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