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356 ENRIQUE RIVERA ñeque quantum, ñeque aliquid eorum quibus ens determinatur» ,0. Pero es que esta definición que se ha repetido incontables veces con candorosa ino cencia intelectual no es más que la mera traducción de lo que se lee en el libro V I I (Z ) de la Metafísica de Aristóteles De esta concepción de la materia, de tanto influjo en nuestro pensar occi dental, no hallamos ningún eco en la filosofía de Zubiri. En contraste con la misma leamos estas líneas de nuestro filósofo: «En un animal superior cual quiera, su quimismo biológico, tomado en su plenitud, es un quimismo que es tal como es en cuanto quimismo, implicando, por ejemplo, la sensibilidad óptica, y en el caso del hombre, implicando la racionalidad. Implicar, no en el sentido de que in casu la racionalidad fuera un fenómeno químico, o al revés, que la racionalidad interviniera en el mecanismo atómico del qui mismo — cosa absurda si la hay— sino implicar en sentido constructo, esto es, en el sentido de que la estructura misma del quimismo está intrínseca mente constituida sólo siendo exigencialmente "de” la racionalidad» l2. Ad viértase que aquí el quimismo, la materia, no sólo no tiene sentido negativo, sino que asciende a ser una nota tan real como lo es el espíritu en la cons titución del ser humano. De mera negatividad sube la materia a vincularse en armonioso consorcio con la sensibilidad y el espíritu. Ninguna de estas tres notas tiene derecho a alzarse en el campo de lo real. Juntas, «en estado constructo», según la honda terminología zubiriana, constituyen el ser hu mano 13. Este texto nos dice cómo Zubiri ve las realidades singulares ligadas a la materia. No siente que ésta sea obstáculo alguno para penetrar en ellas. Por ello, en vez de contentarse con el logos abstracto, que se explícita en la definición, desciende a la cosa en sí, a la realidad singular, a lo que es «de suyo». Se abre entonces a la realidad de las cosas singulares para que su inteligibilidad quede impresa en la mente. Será esta impresión el primer conocimiento intelectual humano. La materia, como obstáculo al conocer, según hemos leído en el claro texto de Sto. Tomás, pierde sentido. La ma teria, elemento de nuestra realidad intramundana, es directamente cognos cible y nos abre el acceso a la realidad singular, a lo que es «de suyo». 10. Cf. Sto. Tomás, In m etaphysicam A ristotelis, lib. V II, lect. I I, n. 1285-1286 (ed. C athala ). 11. M etaph., lib. V II (Z), 3, 1029 a 20. Para un comentario al día véase P. Hoe- nen, Cosmología, 4.a ed., Romae 1949,275-278. 12. Sobre la esencia, 3.* ed., Madrid 1963, 362. Citaremos siempre esta ed. bajo la sigla SE. 13. La fórmula " estado constructo" la toma Zubiri de la estructura sintáctica de las lenguas semitas según la exposición que hace de la misma frente a la sintaxis de «flexiones nominales», peculiar de las lenguas clásicas, griego y latín, y frente a la sintaxis de «preposiciones», vigente en muchas de nuestras lenguas europeas (SE., 354- 355). Para un conocimiento elemental del " estado constructo" de la lengua semita hebrea véase A. Ramírez, Nociones de gramática hebrea, Bilbao 1924, 32, 84, 97, etc. Para un estudio ulterior, P. Joünon, Grammaire de l ’hébreu biblique, Roma 1947.
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