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352 ENRIQUE RIVERA diñaría en su obra. De aquí lo seductivo que es el reflexionar sobre este diálogo. Servirá para poner más en relieve tanto los logros como las deficien­ cias de la metafísica clásica y para aclarar y cuestionar, al mismo tiempo, el pensamiento de nuestro filósofo. Cada uno de estos motivos era suficiente para motivar una detenida meditación filosófica. Ambos a una hacen el tema extraordinariamente sugestivo y actual. Señalo como aclaración inicial que al hablar de metafísica clásica me refiero primariamente a la metafísica de Aristóteles, si bien desarrollada y perfeccionada por la metafísica de la Edad Media hasta la gran obra de F . Suárez. Son los catorce libros de la metafísica de Aristóteles y la obra zubi- riana Sobre la esencia el centro, aunque no de modo exclusivo, de nuestra reflexión. En el diálogo de Zubiri con la metafísica clásica podemos distinguir cuatro momentos, que vienen a ser como escenas distintas de este animado drama metafísico. Les damos el nombre de diálogo asimilador, diálogo pleni- ficante, diálogo crítico y diálogo imposible. Esta nomenclatura nos orientará, así lo esperamos, en esta seria y serena meditación filosófica. 1. D iálogo asimilador En nuestro estudio, El método gnoseológico en Zubiri, consignamos este juicio valorativo, a propósito del nexo que establece el filósofo entre verdad real y su método de « atenerse a las cosas»-. «Clausura (esta breve fórmula) una época de pensar para iniciar otra. Clausura los vuelos atrevidos del pen­ samiento idealista y vuelve a acercarnos a la humildad de las cosas para que éstas nos revelen y nos desvelen lo que ellas son»3. Dos afirmaciones en­ cierran estas palabras que pudieran juzgarse pretenciosas y atrevidas: la pri­ mera subraya el cierre de un ciclo de pensar; la otra apunta a una vuelta a las cosas. En efecto; durante los tres últimos siglos, utilizando el método cartesiano, kantiano o transcendental, se ha hecho el quimérico esfuerzo de enmarcar la realidad dentro de esquemas a priori. Y de buscar en estos esquemas la clave de la interpretación del cosmos. Con ello, la filosofía, contra el inicial propósito cartesiano, se puso de espaldas a las cosas, a la auténtica realidad. E l siglo x x ha conocido diversos conatos por superar esta escisión entre el pensar y el ser. E l opúsculo de H . Bergson, Introduction a la métapbysique, quiso ser el Discurso del método para el siglo x x en su esfuerzo penetrante para volver a la simplicidad de lo real. Contra el método transcendental procede de modo más directo E . Husserl. E l intento primario de su filosofía va a consistir en superar toda clase de apriorismos inconsistentes y pertur­ 3. E. Rivera, E l m étodo gnoseológico de Zubiri: "atenerse a las cosas m ism as”, en Naturaleza y Gracia 22 (1975) 268.

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