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DIALOGO DE X. ZUBIRI CON LA METAFISICA CLASICA 369 Neptolemo, etc... Manifiestamente, Aristóteles piensa en la historia como en una galería de modelos y ejemplares de la vida humana. Siempre hay un «canon» delante de su espíritu. Pero este mismo «canon» habla muy alto de la incapacidad de aquella mente para ascender a la historia creadora. Pues bien, sobre esta historia creadora ha escrito páginas muy pensadas Zubiri. En ellas, sin embargo, no ha podido entrar en diálogo con la visión de la historia anclada en la metafísica clásica. Lo primero que tenemos que notar ante este nuevo tema es que en el sistema de Zubiri el mundo no es cosmos, perfectamente dispuesto y orde nado, sino que todo se halla en permanente cosmogétiesis. Parece ello un contrasentido con el título de su obra principal, Sobre la esencia. E llo es debido a que se tiende a interpretar el concepto de esencia desde la meta física clásica, como algo inmutable y eterno. Cuán otra sea la mente de Zubiri lo refleja bien este pasaje: «Toda esencia constitutiva, escribe, tiene como momento metafisico e intrínseco suyo, el ser además de algo consti tutivo de una sustantividad, una «potencialidad» genético-esencial de pro ducir otra esencia, individual y específicamente distinta» 44. E l contraste con Aristóteles no puede ser mayor. Nada más absurdo para el maestro griego que un proceso genético de nuevas esencias. Dentro de este cosmos zubi- riano que se halla permanentemente en cosmogénesis, algo tan importante como la historia humana tiene que recibir del maestro una interpretación metafísica. Adensa su interpretación en esta fórmula precisa: la historia es transmisión tradente de posibilidades 45. Tres conceptos integran la historia según esta fórmula zubiriana: transmisión, tradición y posibilidades. Los dos primeros conceptos son puestos en plena luz en esta otra fórmu la: «La vida se transmite genéticamente; pero las formas de estar en la realidad se entregan en la tradición» 46. Zubiri pone los pies en el suelo de la realidad biológica. Y advierte que la vida humana es un proceso de transmisión genética. Sin esta transmisión no podría haber historia. Pero esta transmisión no constituye formalmente la historia. La historia, sigue razonando, no arranca de no se sabe qué estructuras transcendentales del espíritu (alusión a Hegel), sino que arranca de una estructura biogenètica47. Ahora bien; la estructura biogenètica humana inicia su andadura histórica en el preciso momento en el que el hombre se topa ante sí con un conjunto de cosas reales a su disposición. Este, al tenerse que encarar con el complejo de cosas reales que le propone la inteligencia sentiente, tiene que optar entre ellas, se decir, tiene que hacerse cargo de la realidad de una manera ope 44. SE, 261. 45. Desarrolla el contenido de esta fórmula en su estudio, La dimensión histó rica del ser humano, en Realitas I, 11-64. 46. Est. c., 21. 47. Est. c., 18.
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