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DIALOGO DE X. ZUBIRI CON LA METAFISICA CLASICA 365 teólogos se han detenido a analizar en largas páginas la esencia física divina, constitutivamente individual y única. E l gran manual de J. J. Urraburu la define: « Illu d quod naturam et primum esse rei constituit secundum realem suum statum». Y precisa que está constituida por el «complexus omnium perfectionum» 36. ¿No advierte el lector un cierto paralelismo entre esta doc­ trina teológica y los análisis de la esencia física real, propuestos por Zubiri? Hacemos esta pregunta como hipótesis de trabajo. Esta hipótesis no creemos que falsifique el declarado mundanismo de la metafísica zubiriana, sino que apunta tan sólo a posibles paralelismos entre nuestros diversos modos de conocer, aplicados a realidades tan distintas como son Dios y* lo mun­ dano. Expuesto lo que es la esencia como constitución de la cosa real, Zubiri explícita aun más las funciones de la misma. Resume estas funciones en este texto denso y claro para cuantos hayan tomado contacto con su pensamiento. Dice así: «Repitamos una vez más que la esencia ha de considerarse en dos órdenes. Ha de considerarse primeramente en el orden de la talidad: esencia es lo que constituye a lo real en ser "ta l” realidad, la esencia es un quid tale. Pero la esencia no es sólo lo que califica lo real, sino también aquello según lo cual, y sólo según lo cual, la cosa es algo "rea l” . Esta segunda consideración de la esencia pertenece, pues, al orden transcendental»37. Desde esta nuestra perspectiva de diálogo, parece suficiente subrayar que los graves problemas de la metafísica clásica en torno a la talidad y la transcendencia son resueltos con suma sencillez por el profesor Zubiri, al situar el tema de la esencia en un plano metafísico anterior a la cuestión disputada acerca de la distinción de esencia y existencia. Es sabido que dentro de la metafísica escolástica se da una fuerte tensión entre la metafísica del esse y la metafísica de la essentia. Para la metafísica del esse, que es la de Sto. Tomás, el esse es lo más perfecto, de tal suerte que todo lo demás viene a ser potencia subjetiva o receptiva de la perfección y actualidad que él comunica. Por lo mismo, el esse implica un orden trans­ cendental. Todo es real por el esse. Pero el esse no señala la talidad del ser, la cual es determinada por la esencia, principio detrminante del ser, para que éste sea esto o lo otro. A sí pues, en esta metafísica, la función trans­ cendental y la función talitativa son funciones tan distintas que la primera compete al esse en cuanto tal y la segunda a la esencia, único principio de determinación del esse. Recordemos el famoso y discutido principio que 36. Instituciones philosophicae. VII -Tbeodiceae primum. Vallisoleti 1899, 270- 271. 37. SE, 455.

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