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364 ENRIQUE RIVERA que ya hemos recordado, impidieron el descenso al estrato metafísico de lo singular. Ahora bien, a la conquista de lo singular se dirige el pensamiento metafísico más hondo de Zubiri. Con suma responsabilidad aborda el tema de la esencia para precisar su incumbencia y su significación dentro de la misma realidad singular. E llo suponía un reto a toda la metafísica clásica desde que Aristóteles optó por un concepto de esencia en función de lo quiditativo, de lo específico y de lo universal. Conscientemente Zubiri acepta el reto y juzga necesario tomar un camino distinto al de la metafísica clásica. En esta ocasión no se propone asimilarla ni completarla. Trata más bien de rectificarla en su inviable desviación secular. Pues la esencia que hay que estudiar primariamente es la esencia de la realidad singular. Si ella puede llegar a ser algo específico, quidificable y capaz de definición metafísica por género y diferencia, otra reflexión ulterior lo aclarará. Pero, en un primer momento de reflexión sobre la esencia todo esto ha de quedar marginado, contra las múltiples afirmaciones de la metafísica clásica. Y , ¿cuál es la significación metafísica que Zubiri otorga a la esencia? En un primer acercamiento a la misma dice de ella que es el sistema de notas constitutivas, necesarias y suficientes, para que una realidad sustan­ tiva tenga sus caracteres peculiares. Este sistema de notas hay que concebirlo ulteriormente como un momento de la sustantividad de la que viene a ser un subsistema. Su nota primaria y fundamental, su «condición metafísica», en lenguaje zubiriano 33, consiste en ser absoluta en el sentido de autosu- ficiente34. En diálogo crítico y discrepante con la metafísica clásica Zubiri resume su posición en estos términos precisos: «En cuanto momento físico de la sustantividad, la esencia no es en primera línea aquello en que coin­ ciden todos los individuos que la poseen, esto es, no es quiddidad, sino cons- tutividad intraindividual» 35. Sin embargo, en este momento de rotura entre Zubiri y la metafísica clásica, ésta pudo proponer a aquél un paradigma de su concepción de la esencia real física intramundana en la esencia física divina. Y esto tanto desde el punto de vista de su cognoscibilidad como de su estructura. Por lo que toca a la cognoscibilidad Sto. Tomás le daba la mano al afirmar éste que el individuo es de por sí cognoscible, si no es material. A Zub iri le bastó eliminar de su metafísica el secular espantajo de la incognoscibilidad de la materia para hallar vía libre en su acceso a la esencia de la cosa real singular. En lo que hace a la estructura, Zub iri sabe muy bien que los 33. Zubiri, apelando al uso vulgar que utiliza la palabra «condición» para señalar el peculiar modo de ser de alguno, al de decir de él que es «de tal o cual condición», eleva en su metafísica este vocablo desde el mero condicional «si», hasta significar un carácter real de la cosa. 34. SE, 209. 35. SE, 219.

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