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DIALOGO DE X. ZUBIRI CON LA METAFISICA CLASICA 363 vamente hacia el logos universal, desvinculado de la materia. Hasta el mismo pensamiento cristiano, preocupado por la realidad singular, el individuo-per- sona, en virtud de las exigencias de su experiencia religiosa, no fue capaz de superar el lastre platónico de lo universal. E l caso más aleccionador, en este sentido, es el de san Agustín. Sus vivencias más hondas están en función de su yo enfrentado con el Tú con mayúscula, con Dios, a quien invoca, con quien dialoga y hacia quien dirige la inmensa tensión de su espíritu. Y , sin embargo, al hacer metafísica de estas supremas realidades singulares, se inter­ fiere la doctrina platónica de las ideas y la metafísica de Agustín no es la de la persona humana en búsqueda de Dios, sino la gran metafísica del ejem- plarismo, es decir, la visión de la realidad desde las ideas paradigmáticas pre­ sentes en la mente divina. Lo raro del caso está en que es preciso afirmar que esta metafísica no sólo no es falsa sino que encierra un contenido de altísima verdad. Pero, con ella se aclara tan sólo una vertiente de lo real. Y la otra vertiente, la meta­ física de la individualidad, fue silenciada. Esta se quedó sin análisis pro­ fundos y sin justificación racional. Durante siglos, los metafísicos se extasia­ ron ante lo universal. Pero dejaron a su espalda la esencia individual. Heinz Heimsoeth en su obra, Los seis grandes problemas de la metafisima occi­ dental, después de describir la larga historia de la pérdida del individuo, escribe así en términos que resumimos: «Sólo con Duns Escoto sobreviene un gran cambio en toda la cuestión. Para Duns Escoto la naturaleza culmina en el individuo. Lo individual es la coronación de la obra de Dios. Lo indi­ vidual se eleva por encima de los géneros y especies como una forma supe­ rio r de existencia. Por tanto lo individual no puede estar fundado en la mezcla con la materia». Y en la página siguiente concluye: «Junto a las for­ mas universales de la quidditas, únicas de las que se había hablado hasta entonces, ha de haber una forma de la haecceitas. Y ella funda, ultima rea- litas, el supremo saber de todo» 31. E l esfuerzo de Escoto, muy notable para aquella época, intenta romper con el maleficio que impedía el acercamiento a lo singular. En un estudio del Seminario de Zubiri, Carlos Baciero ha subrayado otro esfuerzo ulterior, el de Suárez, para lograr la captación del mismo. Esta tesis que formula la señala con toda nitidez: «Toda sustancia singular, por sí misma o por su propia entidad, es singular y no necesita de ningún otro principio de ind ivi­ duación fuera de su entidad o de los principios intrínsecos de que consta su entidad»í2. Pese a tales esfuerzos, ni Escoto ni Suárez lograron independi­ zarse de un nefasto legado de siglos. La idea universal platónica y el male­ ficio que acompañó a la materia desde la definición negativa de Aristóteles, 31. Trad. J. Gaos, 3.* ed., Madrid 1960, 251 y 253. 32. Realizas I (1974) 166. La tesis está tomada de las Disp. Metaph., de Suárez, 5, sect. 6 , n. 1.

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