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3 6 2 ENRIQUE RIVERA humana, la cual actúa su subjetualidad de un modo doble: en cuanto emer­ gencia y en cuanto apropiación. No es lo mismo decir que soy sujeto de determinado color de piel, que sujeto de virtud. E n el primer caso depende de la naturaleza el haber hecho a un sujeto de color cetrino o rubio. En este caso el sujeto humano es un mero hipokeimenon, mero sujeto de atri­ bución. Pero, si se trata de la virtud ya no es lo mismo. Esta no se nos regala por la naturaleza. Hay que conquistarla con el esfuerzo. Ya el viejo sofista Pródicos de Keos afirmaba que nada bueno ni bello se consigue en este mundo sin trabajo. Y Ortega repite ya en nuestros días que todo lo grande en el hombre es fruto de una conquista 2S. E l lenguaje de Zubiri es más sencillo, pero en esta misma línea. Dentro de ella, nos habla de « apro­ piación de posibilidades». Ingentes posibilidades, en efecto, aparecen ante el hombre. Con esto de notar: que el hombre es capaz de apropiárselas. De hecho se apropia muchas de ellas. Esto constituye la historia íntima de su vida. Mas esta apropiación ya no puede ser catalogada como algo meramente inhesivo al sujeto, al «to hipokeimenon». Por ello, Zubiri crea una nueva fórmula y escribe: «En su virtud (la de la apropiación de posibilidades) yo diría que en este aspecto no es un hipokeimenon, sino más bien, un hiperkei- menon, algo no sólo sub-stante sino también supra-stante29. Con ello fecunda y plenifica Zub iri toda la gran metafísica de la sus­ tancia y del sujeto. No ha negado ningún valor a tal teoría. Pero es mucho en lo que la ha enriquecido. 3 . D iá l o g o c r ít i c o E l diálogo crítico de Zub iri con la metafísica clásica se halla motivado por un fallo muy notable de ésta. Para captarlo en toda su hondura partimos de un texto de Sto. Tomás en el que, con la diafanidad que le es propia, formula esta doctrina sobre la incapacidad de nuestro entendimiento para conocer lo singular: «Dicendum quod singularium, quae sunt in rebus corpo- ralibus, non est intellectus apud nos, non ratione singularitatis sed ratione materiae quae est in eis individuationis principium. Unde si aliqua sunt sine materia subsistentia, sicut sunt angeli, illa n ihil prohibet intelligibilia esse actu»30. Taxativamente afirma aquí el doctor angélico nuestra incapa­ cidad para conocer de un modo directo los objetos singulares materiales, por hallarse estos individualizados por la materia, raíz y causa de ininteligibi­ lidad. Muchos historiadores de la filosofía juzgan que ambas proposiciones son un platonismo larvado del que Aristóteles no fue capaz de desentenderse. E llo fue causa de que durante siglos la metafísica se polarizara casi exclusi­ 28. SE, 160. 29. SE, 159. 30. De veníate, I, 6 .

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