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360 ENRIQUE RIVERA Este tiene ante sí dos formidables pensadores a los que tiene que res­ ponder: Parménides y Platón. La postura de Platón es muy conocida: lo universal sólo se puede predicar de lo universal, no de lo singular. ¿Cómo entonces se atreve Aristóteles a predicar del sujeto singular las categorías? La respuesta aristotélica a esta supuesta objeción platónica preanuncia la línea del realismo moderado dentro de la gran cuestión de los universales. Tal respuesta al platonismo, muy conocida, la debemos tener en cuenta en esta ocasión como trasfondo del problema abordado. Más en el centro de nuestra preocupación actual se halla el problema metafísico planteado por Parménides de Elea. En los primeros capítulos de su Física Aristóteles se enfrenta con el nudo del problema. Consiste éste en que Parménides niega la capacidad de la predicación múltiple. E l ser es uno. Luego la predicación no puede ser múltiple. Y si la predicación no puede ser múltiple, ¿cómo hablar de categorías, de diversos predicamentos para atribuirlos a la rea­ lidad? 21. La visión de Zubiri que muestra a Aristóteles razonando de fuera aden­ tro parece que puede ser completada en este momento con otra perspectiva más honda. Aristóteles tiene ante sí la tremenda objeción del ser uno de Parménides y de la imposibilidad de la predicación múltiple. Ahora bien, ante el desafío parmenidiano Aristóteles repite reiteradamente, casi en es­ tribillo: «el ser se dice de muchas maneras » 22. Pero ya no sólo porque haya diversos seres, como el viviente, el bruto, el hombre, Dios. Aristóteles des­ ciende a la misma realidad singular, al « to hypokeimenon», y afirma que en su estructura íntima no es un único ser sino multiplicidad de seres que forman todos ellos una unimultiplicidad. Unidad, porque sin ella no se da el ser. Multiplicidad, porque ese ser uno es a la vez múltiple: es «esto», tiene «cantidad», «cualidades», «relaciones», e tc... Sólo esta multiplicidad posibilita la predicación múltiple, la cual ya no es una predicación por iden­ tidad, tipo matemático, como pensaba Parménides, sino por atribución. Se atribuyen por medio de las categorías al sujeto singular, al «to hypokeime­ non », lo que en realidad hay en é l23. Pienso que esta visión de Aristóteles desde la unimultiplicidad del sujeto singular supone un máximo acercamiento entre éste y Zubiri. Casi llegan a tocarse los dos pensadores. Pero no llegan a coincidir sus teorías. La diferencia entre ambos se halla en que Aristóteles desde la unimultiplicidad, inviscerada en el sujeto singular, pasa inmediatamente a justificar la predicación. Mientras que Zubiri se atiene a esa unimultiplicidad para analizar la estructura de la cosa en sí, para hallar 21. Physica, lib. 1, 2 y 3, 184 b l5 - 187 a 11. 22. M etaph., lib. IV (F), 2, 1003 a 33; lib. I (A), 9, 992 a 19; lib. V I (E), 4, 1028 a 5; lib. V I I (Z), 1, 1028 a 10; lib. X IV (N), 1089 a 7. 23. E l cap. 3 del primer lib. de la Physica lo dedica Aristóteles a este tema de la unim ultiplicidad del ser en la refutación que hace de los eleatas en el mismo.

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