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DOS TEMAS FUNDAMENTALES DE LA FILOSOFIA. 279 constitución de un mundo» 19. Esto significa que el mundo, tal como se re­ vela constitutivamente, no puede ser descubierto si se prescinde del otro. O, expresado en forma positiva, que el mundo, tal como se abre a la con­ ciencia, es intersubjetivo. Y es precisamente en virtud de esta intersubjeti- vidad del mundo por la que el otro no aparece solamente como un fenómeno intramundano, dado empíricamente como un trozo más del mundo, sino que también — y sobre todo— aparece como sujeto para el mundo. Cuando con­ templo una mesa, por ejemplo, el otro se descubre a mi conciencia como un conjunto de significaciones al que se refiere el objeto considerado por mí. Los objetos del mundo remiten así a la subjetividad de los otros en el doble sentido de una subjetividad constituyente del mundo y, al mismo tiempo, extramundana. El otro no aparece, por tanto, como un existente intramunda- namente dado, sino más bien como el garante de la objetividad. De aquí que, para la constitución del yo empírico — ya que éste es una parte del mun­ do— , el concepto general del otro aparezca como necesario. El yo empírico emerge constitutivamente ligado al otro. Sartre resume este pensamiento husserliano con las siguientes palabras: «No hay privilegio para mi yo: mi Ego empírico y el Ego empírico de los otros aparecen al mismo tiempo en el mundo; y la significación general «otros» es necesaria para la constitución tanto de uno como del otro de esos 'ego’»M. A la luz de esta idea resulta entonces patente que todo objeto se revela primordialmente a mi experiencia en un entrecruzamiento de sistemas de significación. O sea, que el objeto es indicador de la pluralidad de las con­ ciencias, de la copresencialidad esencial a los 'ego’. A pesar de reconocer que con estas reflexiones Husserl establece un notable progreso con respecto a las doctrinas tradicionales, Sartre afirma — quizá un poco simplificadoramente— que la teoría husserliana no difiere esencialmente de la de Kant21. Según Sartre, esto obedece al hecho de que Husserl, junto a ese yo empírico, sigue admitiendo la existencia de un sujeto trascendental. El otro no es en ningún caso esa figura empírica que me sale al paso diariamente en mis experiencias concretas. Hay que decir más bien que el otro es el sujeto trascendental hacia el cual esa figura empírica sentía. Con lo cual se evidencia que el problema de la vinculación al otro tiene que enfocarse desde un ángulo completamente distinto, porque la verdadera cues­ tión consiste ahora no en el dar cuenta de la copresencia de los 'ego’ psico- físicos, sino en el esclarecimiento de «la ligación de los sujetos trascenden­ tales más allá de la experiencia»22. Y si se pretende responder a esta 19. EN, 288. 20. EN, 289. 21. EN, 289: «...la théorie de Husserl ne nous paraít pas sensiblement difiéreme de celle de Kant». 22. EN, 289.

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