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OOS TEMAS FUNDAMENTALES DE LA FILOSOFIA. 347 Igualmente cierto es, sin embargo, que Sartre, entendiendo la libertad exclusivamente en el sentido de autonomía de elección, ha pasado por alto el momento de la consideración de la realización práctica de la libertad en el mundo. Por eso, creemos que las precisiones que acabamos de citar deben ser valoradas simplemente como expresiones del propósito de Sartre, y no como indicadoras de un paso efectivo hacia la concretización de la libertad. En L’être et le néant este paso no se cumple. O , quizá mejor, se ha intentado, pero ha fracasado. Con razón, según nos parece, ha señalado Simone de Beauvoir que la solución sartreana de esta época estaba muy cerca del estoicismo 172. Pode mos decir, pues, que, a pesar de la intención de Sartre, la libertad, tal como es entendida en L’être et le néant, no llega a encarnarse realmente en el mundo. Libertad que es seductora por su absolutez, pero engañosa a la vez, puesto que en su misma soberbia absolutez se atestigua cuán ajena perma nece al mundo y cuán lejos está de ser representación verdadera de la liber tad práctica del hombre concreto. Desde esta perspectiva, y aun a riesgo de que resulte un tanto paradó jico, pensamos que de la concepción de la libertad elaborada en L’être et le néant se puede decir lo mismo que Sartre decía en 1943 a propósito de la «liberté intérieure»: «Una libertad semejante permanece siempre teórica y espiritual. No resiste a los hechos» 173. Por último, queremos señalar todavía lo siguiente. Inscribiéndose en el marco general de la teoría del «homme seul», de la existencia individual solitaria, cuya acabada expresión literaria se había conseguido ya en 1938 con la publicación de la novela La Nausée, la doctrina de la libertad expuesta en L’être et le néant sistematiza un punto de vista que, en nuestra opi nion, resulta bastante difícil de empalmar con las enseñanzas que Sartre, según confesión propia reciente, pretende haber obtenido en base a las ex periencias histórico-sociales que le tocara vivir en carne propia; y que, como es sabido, son anteriores a la redacción de su primera gran obra filosófica. Nos referimos, en general, al drama de la segunda guerra mundial y, parti cularmente, a estos dos acontecimientos que le advienen desde «fuera» y que tan profunda huella dejarán en él: la orden de movilización de sep tiembre de 1939 y el cautiverio de junio de 1940 a marzo de 1941. E n mirada retrospectiva, concede Sartre una importancia extraordinaria a estos acontecimientos. Tan significativos los considera, tan claramente for mula lo que aprendió en ellos, que muy mal podríamos decir que no los aprecia como el verdadero punto de arranque de ese gran «tournant» en su 172. Cf. La force des choses, ed. cit., 15. 173. 'Entrevista a Yvon Novy sobre Les M ouches’ (publicada en Com oedia del 24 de abril de 1943). (Citamos según Un théâtre de situations, ed. cit., 224).
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