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DOS TEMAS FUNDAMENTALES DE LA FILOSOFIA. 341 proyecto humano. Esto es, que aparece propiamente sólo cuando el hombre la sobrepasa hacia sus propios fines. En el fondo, pues, lo que el hombre realmente experimenta no es otra cosa que su responsabilidad absoluta. En vano, por tanto, intentará el hom­ bre eludir su responsabilidad apelando a su derelicción y desamparo, a su facticidad, puesto que éste su estar-arrojado-en-el-mundo, sin apoyo ni re­ curso de ningún tipo, no expresa finalmente sino la obligación irrenunciable e insoslayable que implica para el hombre su ser-hombre, a saber, el estar obligado a decidir sobre el sentido de su propio ser, del ser de los existentes en-sí que conforman el mundo y del ser de sus semejantes. Nada hay en el mundo que exceda el ámbito o campo de la responsa­ bilidad del hombre. N i siquiera aquellos acontecimientos que, sin haberlos querido, llegan hasta nosotros y nos envuelven, como una guerra, por ejem­ plo, escapan a nuestra responsabilidad. Pues, según Sartre, tenemos siempre la posibilidad extrema de eludir esa guerra por medio del suicidio o de la deserción; pero en cuanto que no hacemos tal cosa, y preferimos la guerra a la muerte y al deshonor, la convertimos en nuestra guerra; una guerra que nos la apropiamos cada día con nuestras conductas, y así somos ente­ ramente responsables de ella. En la vida del hombre no hay «sucesos fatales», ni un destino que lo disculpe. Su destino no se distingue de la elección de sí mismo que el hombre realiza en completa autonomía y radical aban­ dono. Así, sin remordimientos ni excusas, tiene el hombre que asumir las situaciones, por crueles e insoportables que puedan ser, como un producto de su libre auto-elección. A la luz de estas consideraciones sobre la libertad y la responsabilidad se puede comprender quizá mejor por qué, para Sartre, el «lugar» originario de la experiencia de la libertad es la angustia. E l sentimiento de la angustia es la figura del descubrimiento de nuestra libertad y, por consiguiente, tam­ bién de nuestra total responsabililad. Y la actitud natural del hombre es el huir de la angustia en la inautenticidad. Pero esta huida es un intento vano; no descarga al hombre del peso de su responsabilidad, pues incluso esta huida es escogida. E l hombre debe elegir siempre, y elige incluso cuando busca escapar de su libertad en la inautenticidad. En realidad las consideraciones de Sartre sobre la libertad y la respon­ sabilidad apuntan, en última instancia, a arrancar al hombre de eso que hemos llamado su actitud natural frente a su propia libertad, a saber, la huida en la inautenticidad; y a llamarlo así a asumir con orgullo su respon­ sabilidad integral, pues el hombre es ese existente peculiar que tiene que ser su propio ser; es decir, que su ser es tarea a realizar, y en esta su rea­ lización compromete a la humanidad entera. A sí, Sartre no pretende aliviar el peso de esta responsabilidad abrumadora que el hombre está obligado a cargar sobre sus espaldas, ya que brota como una consecuencia directa de su

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