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328 RAUL FORNET BETANCOURT no es otra cosa sino el «ser» del para-sí, es evasión del ser y, en cuanto tal, supone el ser completo como aquello de lo cual ella se substrae. ¿Qué es, pues, lo dado? E l en-sí, la contingencia pura que la libertad no ha elegido, que le es pre-dada, pero que revela como el ser que ella tiene que ser en la forma de ser nihilización de ese ser. Sartre define lo dado en los términos siguientes: « ...e s la pura contingencia que la libertad se ejercita en negar al hacerse elección, es la plenitud de ser que la libertad colora de insuficiencia y de negatividad al esclarecerla a la luz de un fin que no existe, es la libertad misma en cuanto que existe — y que, haga lo que haga, no puede escapar a su existencia» 141. Por este ser que le es dado y del cual no se puede desentender, la libertad participa de la contingencia y absurdidad del ser en general. Pero esta relación originaria a lo dado o pre-dado no es el único aspecto de la facticidad de la libertad. Otro momento de la facticidad lo configura la derelicción y el desamparo en que la libertad se experimenta. E l aban­ dono, un concepto acuñado por Heidegger para designar el hecho de que el Dasein no es fundamento de sí mismo, constituye, para Sartre, la esencia de la libertad. La libertad humana es, ciertamente, elección de su ser, pero no funda­ mento de su ser. ¿Qué significa esto? Que la libertad es elección, sin ser dueña, sin poder ser libre para disponer o decidir sobre el hecho de su existencia como elección. La libertad no es libre para no elegir. E l hombre está arrojado a la libertad, como el Dasein heideggeriano está arrojado en el mundo. E l para-sí sartreano está condenado a ser libre. Sobre su existencia como ser libre, el hombre no puede decidir. Su ser libre es un factum que él tiene que asumir; el factum de tener que existir como un arrancamiento de lo dado y de sí mismo. Este datum que la libertad tiene que ser es su facticidad. La libertad humana no es, pues, un poder puro, inmaculado. En su mismo surgir original la libertad está cargada de facticidad. Sólo que si es cierto que la libertad es inconcebible sin la facticidad, es verdad también que la facticidad no se revela más que por la libertad. Es decir, que aparece a la libertad como esclarecida ya por el proyecto elegido por ella. Entre la liber­ tad y lo dado no hay por tanto exclusión mutua. Entre ambos se da más bien algo así como una dialéctica de dependencia recíproca. «Lo dado, como muy bien dice Walter Biemel, depende del proyecto, para entrar en una situación; la libertad depende de lo dado, para poder realizarse» l42. En este juego combinatorio de la facticidad y de la libertad, del cual brota la 141. EN, 567. 142. Jean-Paul Sartre in Selbstzeugnissen und B ilddokum enten, Hamburg 1964, 118. Advertimos que nuestra exposición del concepto sartreano de libertad se orienta, en algunos aspectos, en la presentación dada por Biemel en esta obra.

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