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DOS TEMAS FUNDAMENTALES DE LA FILOSOFIA. 323 proyecto de actuar no se distingue del acto mismo, «es en una única apari­ ción en que se constituyen el móvil, el acto y el fin» 132. Según Sartre, estos tres elementos configuran un complejo estructural indisolublemente uno, una totalidad organizada en la que cada una de las estructuras que la componen remite a las otras dos como a su significación. Pero la totalidad en la que se han organizado no se explica ya por ninguna estructura particular. Ella tiene significación por sí misma, pues no es otra cosa que la expresión del surgimiento del para-sí libre proyectándose hacia sus posibilidades y que, en cuanto tal, está por más allá de los motivos y de los fines: « ...e l motivo, el móvil y el fin son tres términos indisolubles de la emergencia de una conciencia viva y libre que se proyecta hacia sus posibilidades y que se hace definir por sus posibilidades» 133. En resumen, puede decirse, entonces, que es el ser-para-sí quien des­ cubre los motivos y móviles en tanto que es proyecto libre hacia una meta libremente elegida. Motivos y móviles no pueden así condicionar la libertad. E s más bien la libertad del para-sí la que les confiere su fuerza y su valor como motivos y móviles, en tanto que, a la luz del fin proyectado, los aprecia como medios para obtener este fin propuesto. Con esto nos parece haber llegado al verdadero núcleo de la teoría sar- treana de la libertad. E l acto decisivo de libertad, el acto de libertad en el que se funda toda acción, es el proyectarse o el elegirse del para-sí en el mundo. Es la elección original y autónoma de mí mismo la que decide sobre los motivos, móviles y fines de mi acción. Esta elección fundamental de sí mismo o proyecto primigenio de ser, que representa el acto originario de la libertad humana, no es el resultado de una deliberación. Es más bien a partir de esa elección original que se hace comprensible toda decisión vo­ luntaria. E l proyecto fundamental de nosotros mismos precede y funda toda deliberación. Que nuestra elección primaria no es deliberada, no significa, sin em­ bargo, que se efectúe en forma inconsciente. La elección del para-sí no puede ser inconsciente, porque ella representa justamente la forma de ser del para-sí. E l para-sí se elige en su espontaneidad original. Elegirse y ser conciencia (de) sí mismo es, para él, una y la misma cosa. Para nosotros hombres, la elección es la conciencia no-posicional que tenemos de nosotros mismos. « Y como nuestro ser es precisamente nuestra elección original, la conciencia (de) elección es idéntica a la conciencia que tenemos (de) nosotros. E s necesario ser consciente para elegir y es necesario elegir para ser cons­ ciente. Elección y conciencia son una sola y misma cosa» 134. 132. EN, 513. 133. EN, 525-526. 134. EN, 539.

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