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318 RAUL FORNET BETANCOURT posibilidad de cumplir con aquella exigencia fundamental que requería jus tamente la explanación de la relación con tal o cual otro concreto. En clara contradicción con su intención primaria (revelarnos la presencia indubitable del otro concreto), Sartre habla de la prioridad y evidencia del sujeto-otro que él entiende en el sentido de una realidad indiferenciada y prenumérica, desembocando de este modo en lo que justo quería evitar: explicar la relación al otro como una relación a priori, independiente de toda experiencia concreta. La distinción entre otro-objeto y otro-sujeto, a nuestro modo de ver, es una construcción abstracta que conduce en definitiva a la concepción del otro como un principio apriorístico o como una realidad que, dado que expe rimento la existencia del otro sólo a través de mi objetividad, a lo sumo podría ser postulada. A l para-sí sartreano le queda vedado todo contacto directo con el otro. A l fin de cuentas, el para-sí queda encerrado en su sub jetividad y no se ve cómo su dimensión de ser-para-otro le conduce realmente fuera de su proyecto original de ser sí mismo. Con lo cual se hace entonces mucho más que cuestionable la pretendida superación sartreana del solipsis- mo. Si el otro es por principio inalcanzable, si las subjetividades permanecen separadas por una nada insuperable, ¿no es entonces más consecuente decir que cada para-sí queda encerrado en su absoluta soledad? Por otra parte, y de cara ya al desarrollo ulterior de la filosofía sartreana, consideramos que la concepción del otro y, en especial, la tesis del con flicto como esencia de las relaciones interhumanas no se presenta precisa mente como la mejor base para la elaboración de una filosofía de la acción revolucionaria. En realidad, es difícil concebir un presupuesto más inadecua do que éste para la construcción de una teoría que dé cuenta cabalmente del compromiso político-social. Sin un reconocimiento mutuo de las liber tades, no hay posibilidad ninguna de fundar una acción política auténtica mente comunitaria y liberadora. A favor del filósofo de L’être et le néant hay que decir, sin embargo, que él mismo parece haber vislumbrado la posibilidad de una salida salva dora de ese círculo absurdo e infernal en el que el hombre se encuentra ante el dilema de tener que decidirse entre la autoalienación de la propia libertad y la enajenación de la libertad de su prójimo. Pues, justo después de la elu cidación de las relaciones interhumanas como relaciones antagónicas, Sartre señala en una nota de pie de página que: «Estas consideraciones no excluyen la posibilidad de una moral de la liberación y de la salvación. Pero ésta debe ser alcanzada al término de una conversión radical de la que no pode mos hablar aquí» m. Con esta observación Sartre parece relativizar y cuestio- 122. EN, 484. A l final del capítulo sobre la «mauvaise foi» Sartre había indi cado también la posibilidad de escapar radicalmente a la actitud inauténtica (Cf. EN, 111 ).
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