PS_NyG_1978v025n002p0271_0350
DOS TEMAS FUNDAMENTALES DE LA FILOSOFIA. 3Ü9 Salvo muy escasas indicaciones, la explanación precedente ha tenido como cometido central la presentación de aquella negación que me toca en lo más profundo de mi ser, pero sin tener su origen en mi propio ser; o sea, la negación que va del otro a mí. Desde esta perspectiva, el otro se me mani festaba como el sujeto inobjetivizable que me limitaba y me alienaba. E l otro me constituía en un objeto para él; y justo por la asunción de mi ser- objeto se me revelaba la presencia trascendente del otro en mí. Pero en la aprehensión de esa negación de la cual no soy responsable «surge la con ciencia (de) mí como mí-mismo, es decir, que puedo tomar conciencia ex plícita (de) mí en tanto que soy también responsable de una negación del otro que es mi posibilidad» 103. Con ello, pues, se hace explícita la segunda negación, cual es la que va de mí al otro; y que produce una inversión radical en las posiciones: el otro es ahora aquello que yo me niego a ser, es decir, objeto para mí, y yo he reconquistado mi dignidad de sujeto. Al tomar conciencia de mí mismo, de mi libertad, de mi espontaneidad y de mis posibilidades, al proyectarme hacia la realización de mi mismidad, pongo al otro fuera de juego; me desprendo de él y rompo mi dependencia con respecto de él. Ahora, por tanto, ya no es más el otro quien es responsable de mi ser, sino yo mismo y con ello, por consiguiente, responsable también de la exis tencia del otro: « ...y o soy el que hace, por la afirmación misma de mi libre espontaneidad, que haya un Otro y no sencillamente una remisión infinita de la conciencia a sí misma. E l Otro se encuentra, entonces, puesto fuera de juego, como que él depende de mí en cuanto a no se r...» m. Pero hemos de tener en cuenta que este proceso de objetivación del otro o, si se prefiere, mi negación del otro, encuentra su motivación en aquella negación que va del otro a mí. Expresado en otros términos, la presencia del otro en mí, el ser-visto-por-otro es la estructura fundamental de mi relación al otro; y es precisamente en esta negación de la cual no soy el responsable, donde encuentro el motivo para llevar a cabo mi negación del otro. Por ello Sartre habla de esta negación que va de mí al otro, o sea, de la objetivación del otro por mí, en el sentido de una reacción de defensa, por la que procuro justamente librarme de mi ser-objeto convirtiendo, a mi vez, a ése que me hace objeto en un objeto para mí. De hecho, pues, la objetivación del otro es posible sólo sobre el fondo de esa otra negación que se me revela en el ser-visto-por-otro. Pero de todas formas yo tengo la posibilidad de mirar al otro, de cambiar el punto de vista y, degradando la presencia del otro a un objeto, recuperar así mi subjetividad, mi sí mismo, mi ser-para-sí. 103. EN, 347. 104. EN, 348.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz