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DOS TEMAS FUNDAMENTALES DE LA FILOSOFIA. 289 abstracto, y lo separa así de lo óntico que expresaría, en cambio, el plano de la experiencia empírica, el nivel de lo concreto. Sobre la base de esta distinción señala Sartre entonces que: «Decir que la realidad humana — aun si es mi realidad humana— 'es-con’ por estructura ontològica, es decir que ella es-con por naturaleza, es decir, a título esencial y universal»43. Con esto, sigue argumentando Sartre, Heidegger se sitúa en una estructura formal y de carácter aprioristico, y precisamente por ello desemboca ante la insoluble dificultad de llegar desde esa estructura general al plano óntico del ser-con concreto, «...la coexistencia ontològica que aparece como estructura de mi 'ser-en-el-mundo’ no puede en modo alguno servir de fundamento a un ser- con óntico...»44. La primacía de lo ontològico (lo abstracto) sobre lo óntico (lo concreto) lleva, según Sartre, al aislamiento de mí mismo en mi propio ser. En cuanto estructura ontològica a priori de mi ser, el Mitsein no pasa de ser una simple exigencia de mi ser, y en cuanto tal, no encierra la más íntima indicación sobre la existencia del otro en tanto que ser concreto que me determina concretamente en mi existencia real. El Mitsein no solamente no facilita una relación concreta y particular entre mí y el otro, sino que incluso hace impo­ sible una relación semejante45. Sería ilusorio, pues, querer decir que con el Mitsein se logra romper el aislamiento ontològico de la realidad humana. Según Sartre, lo cierto es más bien lo contrario: la posición del Mitsein como una estructura a priori condena la realidad humana a un aislamiento tan radi­ cal como insuperable. «'El ser-con’, concebido como estructura de mi ser, me aísla tan seguramente como los argumentos del solipsismo » 46. Esta particular comprensión de la estructura del Mitsein — que no acierta a reflejar fielmente el sentido existencial-ontológico que Heidegger le con­ cede— lleva a Sartre a dirigir contra Heidegger el reproche de idealismo. Según él, Heidegger, a pesar de su notable esfuerzo por superar la posición idealista, queda prisionero todavía en esta postura. Su doctrina no solamente choca con las mismas dificultades que tenía el idealismo para fundar la exis­ tencia concreta de los otros, sino que, además, las hace emerger con mayor fuerza aún47. 43. EN, 304. 44. EN, 304. Lo que pone en cuestión la legitimidad de la crítica de Sartre a Heidegger es el hecho de que en Heidegger lo ontològico y lo óntico no se entienden como dos planos distintos e incomunicables entre sí. A propósito de la crítica de Sartre, escribe Walter Biemel —después de haber mostrado que Heidegger no separa lo ontològico de lo óntico— que: «C ’est donc à notre avis une erreur de dire que le plan ontologique est un plan abstrait. Cette distintion perd ici tout son sens, puisque l’ontologique est précisément ce qui rend posible le 'concret’, il ne peut donc lui être opposé» (O. c., 90). 45. EN, 305. 46. EN, 306. 47. EN. 306-307: «Heidegger n’echappe pas à l’idéalisme: sa fuite hors de soi. comme structure a priori de son être, l’isole aussi sûrement que la réflexion kantienne

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