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288 RAUL FORNET BETANCOURT la explotación de este mundo» 39. No estamos, por tanto, en el plano del enfrentamiento, de la lucha por el reconocimiento, de la exclusión mutua y recíproca, sino en el nivel del ser los unos con los otros, de la solidaridad. Así mismo, subraya Sartre expresamente que en esta relación a mí el otro no se degrada a la categoría de un objeto que aparece en medio del mundo. Si fuese así no se podría hablar de reciprocidad. El otro no es un objeto entre otros, ni tampoco un objeto de tipo particular. En su relación a mí, el otro es también, como yo, un existente humano. Sólo que en esta relación original yo no soy yo, ni el otro un tú. Desde su personal comprensión del Mitsein, Sartre señala que la sus­ titución del ser-para por el Mitsein lleva como consecuencia la transformación de la relación de enfrentamiento frontal en una suerte de interdependencia lateral40. Sería un esfuerzo vano querer encontrar en el Mitsein una relación clara y distinta entre personas únicas y singulares. El Mitsein no nos ofrecerá nunca más que la oscura unidad social de un indeterminado nosotros. Que con esta interpretación Sartre falsea el genuino sentido del Mitsein heideggeriano, se pone de manifiesto muy especialmente cuando el autor de L’étre et le néant recurre a la imagen del equipo para simbolizar el Mitsein. «La imagen empírica que mejor simbolizaría la intuición heideggeriana no es la de la lucha, sino la del equipo. La relación original del otro con mi con­ ciencia no es el tú y el yo, es el nosotros ; y el ser-con heideggeriano no es la posición clara y distinta de un individuo frente a otro individuo, no es el conocimiento, es la sorda existencia en común del miembro del equipo con su equipo, esa existencia que el ritmo de los remos o los movimientos regula­ res del timonel harán sensible a los remeros y que la meta común a alcanzar, la barca o la yola a pasar y el mundo entero (espectadores, rendimiento, etc.) que se perfila en el horizonte, les manifestarán» 41. Aquí se muestra claramente que Sartre confunde lo que Heidegger en­ tiende y pone como condición de la posibilidad de las distintas formas con­ cretas del existir en común con una de estas formas. El Mitsein no es ni soli­ daridad, ni equipo, sino el existencial que hace posible, entre otras, estas dos formas de la coexistencia42. Pero continuemos con la crítica de Sartre a Hei­ degger. El momento decisivo, el punto central de la crítica sartreana a Heidegger se basa en una distinción radical entre los planos ontològico y óntico. Consi­ derando estos dos planos desde el horizonte conceptual de la metafísica de la edad moderna, Sartre identifica lo ontològico con lo universal, con lo 39. EN, 302. 40. Cf. EN, 302. 41. EN, 303. 42. Para esto consúltese: Walter B iemel , Le concepì de monde chez Heidegger, Paris 1950, 90 y ss.

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