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286 RAUL FORNET BETANCOURT 1 ) «En-el-mundo», momento que plantea el problema de la determina­ ción ontológica del mundo y la mundanidad. 2) El «ente» al que conviene esencialmente el ser-en-el-mundo. La cues­ tión consiste aquí en elucidar el «quién» del Dasein. 3) El «ser-en» en cuanto tal. Aquí se trata de explicar el «en» no en el sentido de una relación espacial, categorial, sino en ese sentido existenciario que se colige de los verbos latinos como «habito», «diligo». De estos elementos, que Heidegger presenta sucintamente en la pág. 53 de Sein und Z eit 37 y que Sartre traduce y ordena de la siguiente manera: «monde», «être-dans» et «être»38, nos interesa resaltar el segundo (en la ordenación de Sartre sería el tercero), ya que es en él donde aflora la pre­ gunta por el otro o, quizá más de acuerdo con el pensamiento de Heidegger, la relación de ser esencial entre las existencias humanas. Según Heidegger, los resultados de la explanación del primer punto, o sea, de la mundanidad del mundo, prohíben recurrir a un sujeto aislado, a un yo puro, para llegar por su análisis a la respuesta de la pregunta planteada en este segundo pun­ to: ¿Quién es el Dasein de la vida cotidiana? Pues no hay sujeto sin mun­ do. Un Dasein aislado es, de hecho, impensable. Es por ello que la respuesta a la pregunta por el quién del Dasein debe ser obtenida mediante la explicación de la constitución fundamental del Dasein, su ser-en-el-mundo. Por razón de los límites de este artículo, tenemos que conformarnos con ofrecer tan sólo algunas observaciones en torno a la doctrina heideggeriana. La constitución fundamental del Dasein, según Heidegger, encierra en sí misma la estructura del Mitsein (ser-con o ser-en-común). Y con esto no se mienta solamente la apertura esencial del Dasein a las cosas, objetos y uten­ silios de su mundo circundante. El mundo en el que el Dasein «es» en el sentido de «colo», «habito», «diligo», no es únicamente un mundo repleto de cosas y utensilios, sino también y tan originariamente — como me indican ya por los mismos utensilios de los cuales me sirvo— un mundo que com­ parto con otros existentes que también son un Dasein. Así escribe Heidegger: «El mundo del Dasein saca, según esto, entes a la luz que no solamente son distintos del útil y de las cosas en general, sino que de acuerdo a su manera de ser en cuanto Dasein, son ellos mismos en el modo de ser del ser-en-el- mundo en el mundo, en el que al mismo tiempo hacen frente ultramundana­ mente. Estos entes no son meramente presentes, ni utilizables, sino que son tal como el desembarazante Dasein mismo, son también y coexistenciaria- mente presentes... El mundo del Dasein es un mundo-compartido. El ser-en es ser-con junto con los otros» ( Sein und Zeit. 118). El Mitsein es, pues, una determinación esencial del Dasein. Se trata de una estructura que tiene un 37. Aquí citado según Martin H eidegger , Sein und Zeit, 7.‘ ed., Halle, Nieme- yer 1953. 38. EN, 301.

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