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256 DOMINGO MONTERO La hipótesis que remonta los relatos petrinos a un círculo de tradiciones orales sobre el Apóstol, ubicado en ambientes judeo-cristianos hacia el 70-80 d. C., como sugiere G. D. Kilpatrick 21 no puede aceptarse sin reservas, con­ siderando «el carácter arameo, no sólo primitivo sino original» 22, y la pre­ sentación dialéctica de luces y sombras — no meramente apologética— que hace de la figura de Pedro. A lo que ha de unirse el argumento filológico, ya que expresiones como Kyrios, oligopistos, soson me, keleuein, típicas de este relato, son muy comu­ nes en el Evangelio de Mateo, y algunas casi exclusivas. II.— L a p e r íc o p a e n s í m is m a La consideración del relato en su problemática general relacionada con los otros evangelios — el de Marcos especialmente— ha contribuido a una toma de conciencia de la situación histórico-literaria del conjunto. Cada evan­ gelista «ha elaborado» el milagro según unas exigencias comunitarias, res­ pondiendo a criterios hermenéuticos propios. Ahora pretendemos esclarecer la peculiaridad de la redacción mateana, dejando para un momento posterior del análisis el estudio del lugar que esta perícopa ocupa en la totalidad de la obra de Mateo. Situada a continuación de la multiplicación de los panes, la narración de Jesús caminando sobre las aguas no puede entenderse como mera yuxta­ posición casual y sin significado. Literariamente los vv. 22-23 unen, con bastante lógica y coherencia, ambas narraciones. La multitud, que ha sido saciada, viene despedida; los discípulos, protagonistas en el milagro, son obligados a embarcar; Jesús, se retira... y todo sucede inmediatamente des­ pués del milagro: eutheos. Literariamente hablando se trata de un hecho con­ cluido, de «un caso cerrado», cuyos elementos sirven de «apertura» a otra experiencia, afín en cierto modo. Por otra parte las convergencias temáticas son claras: en Mt 14, 22-33, como en el milagro precedente de los panes, los discípulos se encuentran solos y desarmados con Jesús, incapaces de proveer a las necesidades de una multitud hambrienta o expuestos a los peligros de un naufragio. En ambos casos, es Jesús quien les salva en última instancia por un gesto de poder soberano sobre la realidad creada: los cinco panes y el viento. Existe, también, una cierta continuidad en los motivos literarios del VT que pueden ser individuados en ambos relatos. La referencia a la expe­ riencia del Exodo puede ser constatada con bastante claridad (cf. Ex 14-16); y quizá influencias del pensamiento sapiencial, donde la Sabiduría se pasea 21. The Origins of the Gospel according lo Matthew, Oxford 1946, 38-44. 22. G. G a n d e r , o . c ., 174.

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